Revelaciones
Margarito Escudero LUIS
Da la impresión que en México tenemos autoridades, dizque encargadas de impartir justicia y aplicar leyes, como meras espectadoras del acontecer y obedientes de las órdenes que reciban del funcionario al que deben el cargo.
Pueden ser testigos presenciales de un delito, flagrancia y no moverán un dedo mientras nadie presente una denuncia.
Además, si hay denuncia, esta deberá ser consultada para saber qué tratamiento se le daría al inculpado.
Son conocidas en todo el país las atrocidades cometidas por Javier Duarte cuando estuvo al frente del gobierno de Veracruz; y no hay ley voluntad o poder que logre un ejemplar castigo para ese tipo de delincuentes.
Se requería una denuncia. Entonces quien se encargó de elaborarla, lo hizo mal, no incluyó los delitos que todos los ciudadana nos padecieron.
No se le acusó de empobrecer a millones de veracruzanos, ni de la desaparición de miles de ciudadanos.
Tampoco es delito saquear el erario, dejar sin medicamentos y otros insumos a los hospitales que dependen el gobierno estatal.
No es grave mentir a la ciudadanía, cuando hay un juramento que sentencia “¡Qué el pueblo me lo demande!”
Finalmente se trata de palabrería, de un ritual sin más sentido que apantallar a los incautos.
Finalmente, el sistema jurídico mexicano no sirve para hacer justicia en esos niveles, los abogados pueden interpretar la ley según convenga a su cliente y los jueces se convencen fácil y de inmediato, si todo queda en el marco de la ley.
Ante esa situación, ¿Qué podemos esperar los ciudadanos de a pie? Cuando vemos como se aplica todo el peso de la ley ante quien roba comida por hambre.
Queda claro que no es verdad que todos somos iguales ante la ley. Hay quienes serán tratados con tersura y garantía de impunidad y otros, enfrentarán su desgracia.