CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Los días de Carlos Romero Deschamps al frente del sindicato de Pemex están contados. Será muy difícil para este líder obrero eludir las acusaciones que pesan a propósito del robo de hidrocarburos, en contra la organización que él dirige.
Durante los últimos años han sido sustraídos más de dos mil millones de litros anuales de gasolina y, según el nuevo director de Pemex, Octavio Romero, los autores del hurto no son personal ajeno a la paraestatal
Se trata del robo de la década: más de 200 mil millones de pesos en sólo diez años. Habría funcionarios de confianza involucrados en la maniobra, pero también personal adscrito al sindicato de trabajadores petroleros.
Según el gobierno de Andrés Manuel López Obrador la estafa habría estado ocurriendo detrás de una pantalla diseñada para distraer la atención. La ordeña de hidrocarburos, supuestamente orquestada por bandas del crimen organizado, no representaría, en realidad, más del 20 por ciento del total de las pérdidas.
La otra parte del robo –ocho de cada diez litros atracados– se habría perpetrado por personal adscrito a Pemex.
La mayor parte del desfalco sucedió durante el gobierno de Enrique Peña Nieto; aunque este negocio ilícito comenzó con Felipe Calderón, más de dos tercios del combustible fueron extraviados entre 2013 y 2018.
Romero Deschamps gozó del doble fuero obtenido por su condición de dirigente sindical, pero también gracias a que durante ese mismo periodo fue senador de la República. Si no orquestó directamente el impresionante desvío de hidrocarburos, es difícil suponer que desconocía el origen y el destino de los desvíos.
El macro-operativo para desfalcar a Pemex afectó los cuatro principales ductos de la paraestatal: Madero-Cadereyta, Cadereyta-Reynosa, Salamanca-Guadalajara y Minatitlán-México. Sin embargo, uno de cada tres litros fue sustraído en la última línea mencionada.