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Margarito Escudero Luis
La naturaleza ha estado protestando desde que la actividad humana comenzó a alterar sus ciclos; sin embargo, el humano no captó en su momento el mensaje y luego, cuando la protesta era más que evidente, prestó oídos sordos.
El tiempo pasó y la humanidad se empecinó en destruir el hábitat de todos los seres que vivimos en este planeta, en su afán por acumular riquezas, se ignoró el dolor que se causaba a la naturaleza y continuó la depredación brutal.
Un minoritario sector de la humanidad puso el grito en el cielo, advirtió a tiempo sobre la debacle que se cierne sobre la Tierra, pero sus gritos se opacaron ante el terrible ruido de la producción en serie, ante el consumismo desmedido y la voracidad capitalista.
Pero en algún momento, aquel llamado a volver la vista a nuestro medio ambiente, tenía que calar en el ánimo de la gente, principalmente de los jóvenes quienes tienen que lidiar con su incierto futuro inmediato.
Términos como “Cambio Climático”, Calentamiento Global”, “Peligro de extinción “, fueron minimizados por los grandes capitalistas, incluso llegaron a afirmar que no existían.
Ahora, ante la grave situación que padece la naturaleza y que comienza a manifestar los desajustes que existen en sus ciclos, el mensaje desesperado por proteger al medio ambiente, comienza a calar en el ánimo del sector juvenil de la población.
Poco a poco, tuvieron que pasar muchos años, el grito de la naturaleza es escuchado y se pone de relieve las causas del deterioro natural.
Hoy los jóvenes comienzan a hacer campañas masivas, aprovechando las redes sociales, para limpiar el entorno, sacar el plástico de las calles, las playas, los bosques y ríos, es un gran primer paso, un ejemplo que está cundiendo en el mundo entero y que los grandes consorcios fabricantes de plásticos no deben ignorar.
El ser humano es el único habitante de este planeta que produce basura, ningún otro ser lo hace, pues todos sus desechos tienen alguna utilidad para otros seres.
Ahora se hace necesario replicar el ejemplo de los jóvenes, cumplir con el reto de limpiar el entorno, es un buen primer paso para ir por lo más grande: recuperar el mundo para que siga siendo habitable, sin basura, sin contaminación y con los ciclos naturales perfectos, como antes.