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Margarito Escudero Luis

Muchos niños han sufrido el ataque de la violencia, han sido asesinados, lastimados, humillados, intoxicados.

Cualquiera puede decir que se trata de hechos aislados, sin ninguna conexión entre sí y que son los medios de comunicación los que magnifican los hechos.

Pero el caso es que las balas, la tragedia ya alcanzaron a quienes no tienen ninguna culpa, como muchos inocentes que han perdido la vida por estar en el lugar equivocado.

Sin embargo, con mucha facilidad, los encargados de investigar esos crímenes, señalan a un adulto caído como un presunto delincuente. Eso es muy fácil.

Una criatura que debería estar jugando y disfrutando su niñez, protegido por leyes y autoridades, en esta descomposición social, ya pasaron a ser víctimas.

Gracias a los medios informativos podemos enterarnos de la violencia a que están expuestos los niños y adolescentes, que sus victimarios están sometidos a un ambiente de violencia, que cualquiera puede disparar a sus semejantes, que esas acciones fomentan el odio en los corazones de los deudos, que matar es una salida fácil y prácticamente sin consecuencias legales.

Si la sociedad había perdido su capacidad de asombro e indignación ante la muerte violenta de personas, tuvieron que ser asesinatos en masa para que la gente volviera su atención a esta desgracia.

Peor aún, tenían que morir niños para prender las alarmas.

Si la muerte de estos niños no lo tomamos como un aviso de que podemos vivir cosas peores, entonces no estamos listos para enfrentar un escenario más difícil, ni siquiera para reclamar de verdad, con energía, que se detenga esta ola de crímenes que han enlutado a muchas familias de nuestro país.

¿Cuáles son las fuerzas oscuras que mueven esos hilos?

Porque si continúan las muertes violentas de niños y adolescentes, llegará el momento que ya nada nos importará, nada nos indignará y nos dedicaremos a sobrevivir y estaremos de la disposición de matar.

Además de eso debemos sumar a los huérfanos y huérfanas, a las viudas y los viudos, a madres en el grito de angustia ante el hijo asesinado, al inmenso dolor.

Gracias a los medios de comunicación pudimos enterarnos de tantos menores asesinados, de tanta saña, de trastornos mentales que llevan a asesinar inocentes, de tanta impunidad.

Por STAFF