Margarito Escudero Luis
Las redes sociales han transformado las relaciones de comunicación en la sociedad, han hecho que el mundo parezca más pequeño de lo que es y ha modificado sustancialmente la forma de hacer llegar información a los demás.
En México la red social con más alcance popular es Facebook, donde se mueve una inmensa cantidad de información de todo tipo y donde las noticias falsas e inútiles están a la orden del día.
En un principio, la red social fue como un gran enlace entre el comunicador y el auditorio, un canal ideal para el viaje limpio de los mensajes, tal como lo enseñaron en la escuela.
Pero también facilitó para todos la oportunidad de decir, de manifestar, de mostrarse ante el mundo con gran rapidez, lo que no dieron los blogs y otras herramientas virtuales.
Hoy, para muchas personas, cualquiera puede ser un reportero, basta con tener a la mano un teléfono celular, una conexión a internet y estar en el lugar adecuado, en el momento preciso y ¡Listo!
¿Eso puede ser posible? De hecho lo es.
Cualquier ciudadano puede informar a sus semejantes de un hecho que considere importante, siempre que cumpla con la regla de objetividad y veracidad. Si está publicando imágenes que avalan sus trabajo, pues está siendo un informador.
¿Eso afecta a los profesionales de la comunicación?
Sin duda el comunicador profesional y los medios de comunicación resultan afectados, porque a fin de cuentas los medios y sus empleados viven de la transmisión de mensajes noticiosos que las personas interesadas en ellos consumen.
Hasta ahora, los reporteros se han dedicado a criticar y “regañar” a los atrevidos que invaden su área de trabajo, les ganan la exclusiva que se “sube” de inmediato a la red y pierde mucho interés cuando el reportero la lleva a su diario o radio o TV.
Siempre en movimiento
Los medios de comunicación nunca han sido estáticos, siempre en movimiento se fueron transformando hasta convertirse en la maravilla que hoy son, y quienes se dedican a ello han sido diferentes en cada época, respondieron en su momento y a aquellos que les tocó la llegada de algo nuevo, también han de haber sentido coraje o temor de perder sus espacios.
Los cambios así son y si no nos preparamos para ello, puede resultar muy doloroso.
Entonces estamos en medio de un proceso de transformación, y los periodistas tenemos la obligación de mejorar nuestra forma de hacer periodismo o tendremos que dedicarnos a otra cosa.
Cuando la radio estaba en su apogeo, era sólo un medio de entretenimiento, hasta que a algún locutor se le ocurrió denunciar un hecho menor, como que la autoridad no había mandado levantar un resto de escombros luego de una reparación en la calle.
La respuesta fue inmediata, los encargados enviaron a su personal a terminar ese trabajo.
Puede decirse que ahí la radio se transformó en un verdadero medio de comunicación, dando paso a lo que sería el periodismo radiofónico.
Pero no había periodistas de radio, los locutores crearon los noticieros leyendo las notas de los diarios; es decir, el periódico seguía siendo el rey.
Hasta que el concepto se gastó, se acartonó y obligó a los productores a innovar.
Luego, con la televisión fue prácticamente la misma historia, los noticieros eran radiofónicos con imágenes, hasta que el concepto tuvo que cambiar.
Ahora llegó internet, su versatilidad ofrece una amplia gama de posibilidades y dada su constante evolución, los periodistas no hemos tenido tiempo de adaptarnos y aprovecharlo, más bien pareciera que sólo uno más, como cualquier ciudadano con un celular a la mano en el momento y lugar exacto.