Revelaciones Margarito Escudero Luis
Son recurrentes los conflictos en Coatzacoalcos y al parecer, quienes se dedican a causar esos problemas ya le tomaron la medida a las autoridades y a la misma ciudadanía. Se ha observado que en todos los casos donde se presentan estos conflictos, la gente prefiere pelearse entre sí, antes de intentar organizarse con la finalidad de resolver entre todos esa problemática que afecta a la comunidad. Para los medios de comunicación, pareciera que los únicos que viven en esta ciudad son los dirigentes de todo tipo, como empresarios y líderes sindicales, a quienes acuden a pedir la opinión sobre el suceso. Muy pocos son los que se acuerdan qué hay miles de ciudadanos en las colonias que viven y sufren cada calamidad que ocurre en el puerto. La pasividad de la gente es casi enfermiza, lejos estamos de tener una conciencia ciudadana activa, participante, aguerrida.
Lejos estará también el día en que los promotores de los desmanes lo piensen dos veces antes de lanzar su ofensiva. Cada individuo tiene una razón diferente para evitar inmiscuirse en los problemas comunitarios y deja esa responsabilidad a las autoridades, sin aceptar que entre más ausente esté de su problema, menos tendrá una solución. Y esa ausencia provoca que, cuando el problema se agudiza y no le queda más remedio que estar presente, entonces hace como que se enoja, participa molesto, exige la presencia de la autoridad para “dialogar” y cuando aquella llega, entonces desperdicia la oportunidad gritando, insultando, agrediendo. Así que, en ese esquema, la autoridad también se ausenta. Hoy Coatzacoalcos ha sido víctima del abuso de unos cuantos, ciudadanos también de este puerto, pero envalentonados ante la ola de impunidad que nos azota, violentan las leyes que deberían regirnos a todos y violentan los derechos de los demás. La soberbia se engrandece ante la pasividad de la mayoría, mientras el grupo minoritario reclama sus derechos pasando por encima de los derechos de los demás. Pandilleril el asunto, justo como funcionan los grupos delincuenciales, cobardemente, con toda la ventaja a su favor.
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