Actualmente hay más de 40 mil personas desaparecidas y más de 37 mil sin identificar, Sumamos 77 mil madres viviendo en angustia constante, setenta y siete mil familias incompletas, que en este día del año reciben cobertura mediática.

Margarito Escudero Luis

30 de agosto es el Día Internacional de las Personas Desaparecidas, único día en el año en que se hacen visibles los familiares de las víctimas.

Víctimas todos, madres, hermanos, padres, esposos, esposas, sobrinos, amigos.

Una vez más salen a las calles con el permiso oficial para mostrar las fotografías de sus seres queridos y clamar por que aparezcan, vivos o muertos, pero que aparezcan, para saber y cerrar el círculo de angustia.

Actualmente hay más de 40 mil personas desaparecidas y más de 37 mil sin identificar, Sumamos 77 mil madres viviendo en angustia constante, setenta y siete mil familias incompletas, que en este día del año reciben cobertura mediática.

Madres que se organizaron en colectivos para buscar a sus parientes, mal vistas por los funcionarios encargados de dar resultados, madres que con sus propias manos remueven la tierra para ver si debajo está el cuerpo de su ser querido.

Mientras en casa no haya un miembro desaparecido, solo lamentaremos aquel sufrimiento, diremos “¡Qué barbaridad!” y luego lo olvidaremos, dejaremos que esas familias sufran su dolor y volveremos a condolernos el próximo 30 de agosto.

Nadie tiene por qué sufrir un dolor ajeno, pero la solidaridad es algo que no practicamos en casos como este, donde se requiere la suma de todos o de muchos, para obligar a los encargados de dar respuestas a realizar su trabajo, a investigar.

Cientos de fosas clandestinas encontradas, cientos de cuerpos hallados sin que puedan identificarse.

Es obvio que no se cuenta con la tecnología ni el personal preparado ni suficiente para realizar esa labor, pero un poco de empatía con quienes cayeron en esa desgracia, ayudaría.

Todos los días nos enteramos de otros desaparecidos, generalmente mujeres, jovencitas que ya no regresaron al hogar, víctimas de la delincuencia sin rostro, perfectamente organizada, con movimientos tan perfectos que pareciera que luego se persiguen a fantasmas.

A eso le sumamos otros verdugos que creen poder quedar impunes, asesinando e intentado desaparecer a sus víctimas, para evitar ser reconocidos.

Mal ejemplo que nos hemos tardado en corregir, ante la impunidad muchos creen que es fácil delinquir.

Hoy setenta y siete mil familias continúan en la búsqueda de sus seres queridos, ni no hay acciones prontas, el próximo 30 de agosto de 2020, la cifra hará aumentado y el funcionario repetirá el ritual de condolerse públicamente.

Por STAFF