Revelaciones
Margarito Escudero Luis
Una historia que no termina de contarse, con la eterna espera de un final feliz para todos los involucrados, es la del sindicato petrolero, que durante décadas han esperado sus integrantes la democratización de sus operaciones.
El Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), nació en un momento muy importante de la historia de nuestro país, pues previo a la Expropiación Petrolera, el presidente Lázaro Cárdenas alentaba la formación de sindicatos y así se fueron integrándose muchas agrupaciones de acuerdo al área de trabajo de los obreros.
Esas agrupaciones se unieron dando paso al sindicato de petroleros, en medio de un ambiente tenso, pues las compañías extranjeras no mantenían una guerra contra el gobierno mexicano.
Eran tan difíciles esos momentos, que los dirigentes sindicales temían ser asesinados y no se peleaban por los cargos, incluso no querían aceptar los puestos ante los riesgos que representaban.
Las compañías sostenían a bandas de empistolados que tenían la misión de exterminar a los nuevos dirigentes, los asesinatos eran diarios.
Además también patrocinaban cantinas y prostíbulos con el fin de mantener abotagados a los trabajadores y gastaron fortunas en dividirlos.
La integración del sindicato petrolero no fue fácil, costó muchas vidas y tensiones políticas entre los gobiernos involucrados, pero aquellos trabajadores lucharon por mejorar las condiciones de vida de los agremiados.
Finalmente, el 15 de agosto de 1935 quedó formalmente integrado el STPRM y el 18 de marzo de 1938, el presidente Lázaro Cárdenas del Río decretó la Expropiación Petrolera, naciendo así la industria que sería columna vertebral de la economía mexicana.
Lo lograron
Las políticas de división nunca fueron retiradas por los países de donde venían las compañías, nunca quitaron el dedo del renglón y aseguraban que en algún momento el petróleo mexicano volvería a ser de ellos.
Y lo lograron, compraron a los más altos representantes dela sociedad mexicana, les lavaron el cerebro convenciéndolos que lo mejor era que manos extranjeras usufructuaran la riqueza nacional y presidentes como Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y los demás que les sucedieron, entregaron el petróleo y otras riquezas a quienes el pueblo de México, junto con su presidente Cárdenas, se las expropiaron para beneficio de los mexicanos.
Los dirigentes que suplieron a la Quina y pandilla se sometieron a los caprichos de Salinas, traicionando el espíritu sindical.
Poco a poco fueron socavando la unidad sindical, pacientemente esperaron décadas. Había un pacto de rotación de la dirigencia nacional, hasta que llegó Joaquín Hernández Galicia (a) La Quina, a apoderarse de todo el sindicato, contando con traidores en todo el sistema petrolero.
Fue mucha la fuerza que adquirió La Quina solapado por los presidentes Luis Echeverría y José López Portillo.
Fue Miguel de la Madrid quien comenzó a imponer las políticas neoliberales e hizo a un lado al sindicato petrolero y a sus dirigentes
Así, La Quina y sus secuaces veían venir su debacle, enfrentaron al candidato presidencial Carlos Salinas de Gortari, lo llamaron “churumbel” y le dijeron que si se hundía Pemex, se hundía el presidente, todos.
La afrenta la guardó Salinas y un 10 de enero, ya siendo presidente, un bazucazo marcó el inicio de la debacle sindical, encarceló a la cúpula sindical, La Quina, Salvador Barragán Camacho, José Sosa y otros; mientras los que quedaron en libertad, fueron renunciando y uno suicidado.
Los trabajadores supusieron que con el descabezamiento de la cúpula, nuevos aires vendrían para el sindicato, para México y los obreros.
Equivocados
Pero no. Se equivocaron, finalmente Salinas de Gortari ni vio ni oyó a los petroleros y comenzó el desmantelamiento de la otrora orgullosa industria nacional.
Los dirigentes que suplieron a la Quina y pandilla se sometieron a los caprichos de Salinas, traicionando el espíritu sindical.
De allí viene Carlos Romero Deschamps, el carnicero de finales de los 80’s que fue apapachado por Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Enrique Peña Nieto, pero no cabe en la Cuarta Transformación, a pesar de los coqueteos con el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Los trabajadores nuevamente ilusionados, a la espera de un cambio democrático en su organización sindical, esperarían un castigo para Romero Deschamps, quien se dio vida de jeque petrolero en estas últimas décadas, gracias a las cuotas de los obreros y de las prebendas de los gobiernos priistas y panistas.
Finalmente Salinas de Gortari ni vio ni oyó a los petroleros y comenzó el desmantelamiento de la otrora orgullosa industria nacional.