Margarito Escudero Luis
El que tenga ojos para ver y oídos para escuchar podrá notar que se avecina una tormenta para nuestro país, tiempos de zozobra para lo cual fuimos preparados durante 18 años, pero que el proyecto data de mucho tiempo atrás.
Somos testigos de que han vuelto los tiempos de la inquisición, de las invasiones en el nombre de Dios para arrebatar territorios a sus legítimos propietarios.
Sin embargo, tenemos conciudadanos que se niegan a aceptar la participación de todos los mexicanos en el concierto nacional y quisieran el país para ellos solos, y como ven que no lo pueden lograr por las buenas, ni por la vía legal, no dudan en aliarse con extranjeros vendiendo así la parte de Patria que les corresponde y poniendo en peligro a los demás.
Bolivia desestabilizada junto con Chile, Ecuador, Brasil y Colombia, Honduras sumida en la miseria junto con Haití, datos recurrentes para permitir observar que es lo que viene.
Desde los tiempos de Salinas de Gortari se inició el desmantelamiento del Estado Mexicano para convertirlo en vasallo de intereses extranjeros, poco a poco fueron invadiéndonos, con la idea de que todo lo de fuera es mejor que lo nuestro, que lo mejor es vender nuestra materia prima para que nos lo regresen como mercancía a precios elevadísimos.
A muchos ciudadanos latinoamericanos les hicieron suponer que podían alcanzar el sueño americano, una vida llena de dólares y sin preocupaciones.
En base a eso, patrocinaron las marchas de migrantes para provocar problemas en territorio mexicano, amenazaron al gobierno por el fenómeno migratorio y amenazaron con construir un muro.
Luego de sus aventuras en el Medio Oriente, donde despedazaron las sociedades de aquel lugar, vuelven su vista a la América Latina que comienza a despertar, que ha negado a través de las urnas, la permanencia del neoliberalismo como sistema económico, que comienza a despojarse de la presión del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y del Dólar.
Latinoamérica está bajo fuego capitalista, ellos sólo necesitan un pretexto para invadir y arrebatar las riquezas locales.
En México no han quitado el dedo del renglón, primero llenan de armas a grupos delictivos y luego los llaman terroristas, el pretexto justo para invadir.
Pero fueron preparando el terreno, muertos por decenas, desaparecidos, secuestros, extorsiones, asaltos en una guerra sin sentido contra el pueblo mexicano, manteniéndolo en el terror y la angustia.
No dan permiso para defenderse, desarmaron al ciudadano con el pretexto de prevenir la violencia familiar y luego llenaron de violencia el territorio nacional; ya no somos dueños de nuestras tradiciones, nos quitaron el festejo con cohetes porque los perros sufren.
Alimentaron un falso feminismo para enfrentar a mujeres contra hombres, patrocinan campañas de ultra derecha para mantener divididos a los ciudadanos, todo con el apoyo de otros mexicanos que piensan como gringos, que se sienten gringos y creen que serán tratados como gringos.
Pasamos la amenaza del golpe de estado del que muchos se burlaron, sin embargo hubo intentos para lograrlo.
Ahora la amenaza de invasión por culpa de los recién bautizados como terroristas, bandas de delincuentes perfectamente organizados con más poder de fuego que el mismo Ejército.
Para aquellos que creen que la falta de empleos, que los pleitos entre munícipes, son nuestro problemas más graves, la noticia es que están equivocados, pues todo eso es consecuencia de un gran complot para dejarnos sin país, como en Irak, Siria, Libia; países destruidos por el capitalismo para robarles el petróleo.
Lo mismo en Bolivia. En México casi lo logran cuando Salinas comenzó a desmantelar Pemex, y 30 después, el proyecto de entregarles el petróleo por la buena no funcionó. Ahora nos amenazan con invadir para alegría de unos cuantos que no saben lo que eso significa.
Si los gritos de dolor de los bolivianos y los ciegos de Chile no les llegan a la conciencia, pues tendrán que padecer la soberbia del invasor.