Margarito Escudero Luis 

Da la impresión de que el presidente López Obrador está solo, que sus colaboradores le abandonan y no jalan parejo con él.

Pareciera que el mandatario, a pesar de sus constantes llamados a respetar la libertad de expresión, es víctima del abuso de esa libertad consagrada en la Constitución y nadie de su cercano equipo sale a defenderlo o a apoyar las medidas que pone en marcha.

Como que todos obedecen a regañadientes para tener la coartada ideal a la hora de zafarse de las culpas.

Hay otros “cercanos” cuya labor al frente de su responsabilidad es peor que mediocre, sin embargo siempre han recibido el respaldo de su jefe, siempre les alaba en público y no se ve acción alguna que permita entender que están correspondiendo a la confianza.

Mientras Andrés Manuel Lopez Obrador soporta la andanada de críticas e insultos, otros muestran su delicada piel ante comentarios de periodistas y no dudan en atacar al gremio.

La política de honestidad y contra la corrupción que enarbola el mandatario, sólo el la aplica, porque de ahí para abajo, hacen como que les habla la virgen y añoran volver a las prácticas del pasado.

Débiles ante las críticas, los colaboradores del presidente piensan más en la posibilidad de obtener resultados electorales contraproducentes para ellos, que en verdad llevar a la Nación a una verdadera transformación, sentando bases para garantizar un prologando periodo de progreso sin corrupción, con reglas estrictas y bienestar para todos.

La naturaleza se hizo presente y saca a relucir las verdaderas caras de aquellos que se subieron al carro del cambio sin procurarlo, sólo ir cerca del jefe para obtener privilegios.

Y puede notarse ese desapego en el manejo que se hace de la epidemia en cada lugar; por ejemplo, la presidencia delegó la responsabilidad del manejo de esta crisis sanitaria que padecemos, a especialistas, científicos, expertos, eminencias en su área, mientras que en otras partes, ni siquiera siguen el ejemplo del equipo de salud que encabeza el Dr. Hugo López-Gatell y se embrollan en su doméstica forma de ver la salud pública, lejos de los verdaderos procedimientos científicos.

Encumbrados y perdidos en la soberbia, los funcionarios llegados vía Morena, verán pasar sus oportunidades si no toman conciencia ahora que aún es tiempo.

Por STAFF