Revelaciones
Margarito Escudero Luis
El comercio ha sido, desde que la Humanidad existe, el motor de desarrollo para los pueblos.
En la antigüedad todos los territorios se caracterizaron por la actividad comercial. Los chinos y los pueblos del Medio Oriente, se destacaron por ser los grandes viajeros comerciantes.
En lo que hoy es América, la actividad comercial no se quedó atrás, aunque la historia oficial pretende dejar a los pueblos de este hemisferio como atrasados en el tema de comercio y en todo lo relacionado con el progreso, lo cierto es qué hay evidencia de un intenso intercambio comercial con lugares remotos. Hasta que Cristóbal Colón y los españoles de entonces inventaron el descubrimiento de América.
En ese tiempo, los imperios europeos buscaron la expansión a territorios conocidos, e inventaron la supremacía racial sobre otros pueblos para poder someterlos y explotarlos con toda libertad, “legalmente” bajo leyes que ellos mismos impusieron.
Así llegó la terrible etapa de la esclavitud, una criminal era donde los blancos inventaron que los negros no eran humanos para poder explotarlos vilmente.
Las grandes fortunas se formaron sobre la muerte y sobajamiento de otros humanos.
Los europeos invadieron el mundo llevando como punta de lanza la religión, las armas y las enfermedades, fueron los primeros, tal vez sin saberlo, en usar las armas biológicas.
Ante la deshumanización de los grandes capitales, el Humanismo comenzó a caminar lentamente, había que poner freno a las ambiciones desmedidas por la riqueza ajena, en nombre de la misma Humanidad.
Así, los esclavos se transformaron en obreros, los negros “libres” tuvieron que vivir su etapa de discriminación y segregación y los obreros emprendieron su lucha contra la explotación desmedida de los patrones.
Los argumentos que vierten los capitalistas para justificar el sometimiento de los demás, es que son los generadores de la riqueza.
Las grandes fortunas se formaron sobre la muerte y sobajamiento de otros humanos.
Pero está visto y muy comprobado con la pandemia causada por el Coronavirus, que el capital necesita de dos elementos indispensables para la generación de esa riqueza: el patrón y el obrero. Uno sin el otro no pueden subsistir en el modelo capitalista.
La pandemia lo muestra claramente, obreros confinados, empresas cerradas y patrones desesperados.
El modelo neoliberal mostró el rostro más cruel y despiadado del capitalismo, al negar las reinvindicaciones obreras, reducir prestaciones y exigir a los gobiernos exageradas prebendas con el cuento de que son las generadoras de riqueza y empleos.
Sí, empleos mal remunerados y riqueza no distribuida, para exclusivo disfrute de los dueños.
Por eso es necesario cambiar radicalmente él modelo que los capitalistas han impuesto en el mundo durante los últimos 40 años, lapso en el que se ha incrementado la pobreza, la corrupción sentó sus bases en las sociedades y las complicidades con los gobiernos dieron al traste con el bienestar social.
Hoy, por lo menos en México es urgente poner un freno a las desmedidas ambiciones empresariales, pues en una democracia, todos los elementos de la sociedad deben estar subordinados a la Ley y no al capricho del poder que da el dinero.
Resulta muy extraño que los grandes empresarios prefieran dar millonarios sobornos a gobernantes corruptos que mejorar condiciones de trabajo y salariales de los trabajadores.
La propuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador, no busca suprimir la libre empresa, sino acabar con la corrupción, someterlas al imperio de la Ley para que la riqueza que se genere pueda dejar beneficios sociales.
Hoy, los empresarios que corrompieron y se corrompieron con él modelos neoliberal, están muy molestos porque ya no reciben el trato de siempre y han emprendido la criminal campaña contra el gobierno de López Obrador, pregonando mentiras, descalificaciones, insultos e injurias con la finalidad de mermar la credibilidad del presidente, llenando la cabeza del pueblo mexicano de falsos argumentos para cambiar la percepción que se tiene de un nuevo gobierno que busca cumplir con erradicar la corrupción y procurar el bienestar de la gente.
Quedó claro que en más de 30 años de neoliberalismo, de privatizaciones, de libre empresa, de inversiones extranjeras, el nivel de vida de millones de mexicanos no avanzó sustancialmente, esta visto que en todo ese tiempo, una pequeña cantidad de mexicanos lograron acumular una escandalosa riqueza que se celebra en el mundo como un gran logro que no es verdad.
La cosas ya cambiaron, y están por cambiar más radicalmente luego que la pandemia de Covid-19 termine y en ese sentido, en lugar de andar buscando golpe de estado y derrocar al presidente López Obrador, los empresarios deberán someterse a la Ley, pagar su contribución al estado y no buscar más privilegios que los que la misma Ley permite.