Por ERNESTO BRAVO

Para nadie es un secreto el esfuerzo que los tres niveles de gobierno han aplicado en la información para evitar contagios del COVID-19; en todos los puntos de conglomeración humana se ha recurrido a filtros sanitarios de acceso que incluyen toma de temperatura, uso obligatorio de cubrebocas, lavado de manos y aplicación de desinfectante.

A través de medios masivos de comunicación se ha llamado e insistido a recurrir  a la sana distancia y mínima movilidad, a no salir de casa mas que para los fines extremadamente necesarios… y nos viene valiendo madres.

Médicos, enfermeras, personal de limpieza y administrativos de hospitales; policías, marinos, soldados, bomberos, socorristas e incluso personal de los diversos ayuntamientos del estado de Veracruz colaboran diara y activamente en la atención y prevención de esta calamidad… y nos viene valiendo madres.

¿Que pasaría si fuese obligatorio para locatarios de mercados formar brigadas sanitarias que se encargaran de que sus agremiados acataran las instrucciones sanitarias ya repetidas hasta el cansancio? ¿Sería mucho pedir OBLIGARLOS a instruir a sus compañeros en la importancia de preservar limpio y sano su centro de abastos? ¿Qué pasaría si se impartieran cursos mensuales (y no de relumbrón y foto) que llevasen un seguimiento y control en asuntos sanitarios y manejo higiénico de sus productos? Un claro ejemplo, el Mercado Popular Morelos de Coatzacoalcos; centro de abasto diario de miles de porteños y donde se encuentra de todo a muy buenos precios y calidad. 

Es indudable que ha cambiado su infraestructura paulatinamente como nunca se había hecho. Pero ¿qué pasaría si ése fuese un mercado ejemplar en todo el estado, como una prueba piloto? No es un secreto que la capacitación constante rinde frutos a corto plazo. Imaginemos por un momento a un mercado pulcro, limpísimo, sin acumulación de grasas en las tuberías de gas y telarañas que llevan años colgando de las techumbres de los locales…

Imaginemos, por un momento, a los locatarios despojados de la apatía y desidia, motivados por créditos preferenciales para acondicionar y modernizar sus establecimientos; motivados a través de cursos de administración y optimización en la administración de sus negocios, fondas, carnicerías, abarrotes, verdulerías completamente renovados, funcionales y que inciten a los clientes a realizar sus compras con toda confianza; la imaginación lleva al proyecto y éste a la realización y cosecución del objetivo. Sin imaginación, estamos bien jodidos.

Ahora bien, la realidad es diametralmente opuesta a este ejercicio de imaginación y proyección pues es verdaderamente lamentable y hasta obscena la actitud de algunos “líderes” de los centros de abasto que se han llegado a quejar con su respectivo administrador por los “rigurosos” controles les de acceso a sus mercados. Algunos se han quejado amargamente que “son priístas” y que nunca los “habían tratado así”. Es más, los comerciantes que vienen de la sierra que se apostan en la avenida Juárez, campesinos en su gran mayoría, son más conscientes y constantes en los controles sanitarios, son más cooperativos y si ven algún cliente sin cubrebocas, amablemente le piden que lo utilicen “por el bien de todos” dijo acertadamente una vendedora de verduras frescas de Soteapan.

Algunas propuestas para reforzar la contención durante esta pandemia, en mercados municipales.

1- Tras un acuerdo (URGENTE) entre autoridades de la Jurisdicción Sanitaria y jurídicas del Ayuntamiento, facultar a las brigadas sanitarias el uso de medidas de APREMIO a quienes desacaten el Protocolo Sanitario de Acceso a los mercados.

2- Instalar señalamientos en ENTRADAS Y SALIDAS indicando, nuevamente, el Protocolo Sanitario de Acceso (PSA). Advertir que NADIE ENTRA sin cumplir el PSA.

3-Formar brigadas de sanidad compuestas por un elemento de la fuerza pública, dos locatarios y un elemento de la jurisdicción sanitaria. Su labor consiste en hacer rondines permanentes de 08:00 a 16:00 horas, controlando los accesos al mercado y con la facultad de OBLIGAR amablemente o recurriendo a las medidas de apremio acordadas, que van desde NEGAR EL ACCESO hasta arresto por 24 horas, inconmutables, en caso de agresiones verbales o físicas contra los elementos de la brigada.

4- Reuniones semanales entre personal sanitario y  municipal con dirigentes de los mercados para evaluar dichas medidas y reforzar los puntos críticos.

El Mercado Popular Morelos tiene gran potencial para convertirse en el mejor de Coatzacoalcos y un ejemplo para todo el estado. Colaboremos, aportemos, sumemos y no restemos. Nada nos cuesta a clientes, locatarios y campesinos acatar civilizadamente los protocolos sanitarios, seamos ejemplo de unión, trabajo y esfuerzo conjunto.

“Es por el bien de todos”, como dijo la hermosa anciana vendedora de verduras a las afueras del Morelos…que no nos siga valiendo madres.

Porque nosotros, gran parte de los ciudadanos, somos quienes no estamos cumpliendo nuestro trabajo.

Por STAFF