El viernes se reunieron los manifestantes en Lake Street en MineápolisCredit…Victor J. Blue para The New York Times

Jack Healy y Dionne Searcey
Junio de 2020

Son plagas paralelas que azotan a Estados Unidos: el coronavirus y las muertes de hombres y mujeres de raza negra a manos de la policía.

Ambas cambiaron drásticamente la vida de Jimmy Mills. Su peluquería en el centro de Mineápolis era uno de los pequeños negocios de propietarios negros que han batallado para sobrevivir la pandemia. De cualquier forma, Mills se sentía esperanzado porque, después de dos meses de tener cerrado el negocio, planeaba abrir de nuevo la próxima semana.

Por desgracia, el viernes 29 de mayo, temprano, el barrio de clase trabajadora en el que Mills ha cortado el cabello de muchos desde hace 12 años estaba en llamas debido a las caóticas manifestaciones en protesta por la muerte de George Floyd y los asesinatos de afroestadounidenses cometidos por la policía que inundaron Mineápolis y otras ciudades por todo Estados Unidos.

“Primero lo del coronavirus y ahora esto, es como un tiro a las tripas”, dijo Mills, de 56 años.

La agitación estalló con un video que captura los agonizantes últimos minutos de Floyd, con un policía blanco arrodillado haciendo presión sobre su cuello, y se ha extendido por toda la nación, ya de por sí consumida por el enojo y la ansiedad. Las emociones están a flor de piel debido a las más de 100.000 víctimas mortales que ha cobrado la pandemia en todo el país y los millones de trabajos que se han perdido por su causa. El domingo se informó que al menos otros seiscientos estadounidenses murieron de COVID-19.

Los residentes de Mineápolis afirmaron que la indignación y las protestas tras el asesinato de Floyd eran consecuencia de las constantes pruebas a las que se ha visto sometida la comunidad en las últimas semanas, tanto por el virus como por la violencia policiaca, y en formas que ponen de relieve las profundas desigualdades raciales que existen en Estados Unidos.

El brote epidémico ha impuesto presiones económicas y sanitarias desproporcionadas sobre las minorías raciales y los inmigrantes, tanto en Mineápolis como en los alrededores. Una mayor proporción de trabajadores negros y de origen latino han perdido su empleo. Muchos otros se encuentran entre los trabajadores por hora que reciben ingresos bajos y arriesgan su salud al ir a trabajar a tiendas de abarrotes, asilos, fábricas, mataderos y otros empleos que no pueden realizarse a distancia.

La comunidad negra de Minnesota también ha sufrido un duro golpe debido al virus; afroestadounidenses por todo el país se infectan y mueren a tasas más altas.

Un manifestante seca las lágrimas de otro mientras protestan en Lake Street.Credit…Victor J. Blue para The New York Times

Según un cálculo, la población negra ha sufrido por lo menos el 29 por ciento de los casos conocidos de COVID-19 en Minnesota, a pesar de constituir alrededor del seis por ciento de la población del estado. El 35 por ciento de los casos de coronavirus en Mineápolis han sido afroestadounidenses, con todo y que constituyen menos del 20 por ciento de la población de la ciudad.

“No hay palabras para describir lo que está viviendo la gente”, dijo Mohamud Noor, quien representa en la Cámara Baja del estado a un distrito en el que viven muchos somalíes y otros inmigrantes. Su tío abuelo murió a causa del coronavirus hace unos días, y Noor declaró que ya le cuesta trabajo mantenerse al tanto de cuántos familiares y constituyentes más mueren.

Noor señaló que el cierre de escuelas había afectado a los estudiantes más pobres que no tienen computadora portátil o acceso confiable a internet para tomar clases en línea, y que las oleadas de despidos habían disparado las tasas locales de desempleo. Ahora que más de 200 negocios han sido dañados o destruidos debido a la agitación, Noor dijo que le preocupa que surjan nuevas oleadas de ejecuciones hipotecarias, negocios en quiebra y pérdida de trabajos.

“Para muchas personas pobres que no tenían mucho, esta devastación las afectará en gran medida”

Incluso antes de la pandemia, el barrio del centro donde se incendiaron varios edificios y otros resultaron dañados o fueron presa de saqueos había intentado levantarse después de años de dificultades económicas. El área se encuentra en una zona de la ciudad que siempre ha sufrido marginación y en la que algunos residentes se habían sentido abandonados. Una vía de tren se acondicionó para operar como ruta ciclista y peatonal a través del barrio. Se creó el mercado Midtown Global Market, que atrajo a comensales y clientes a sus puestos de artesanías y cocina internacional del pueblo hmong, de India y de Marruecos.

Un par de manifestantes descansan un momento después de una confrontación durante las protestas nocturnas.Credit…Victor J. Blue para The New York Times

Pero ahora, al lado del peluquero Mills, una tienda de todo por un dólar y otra de productos de belleza están hechas cenizas. Los escaparates de la peluquería de Mills están rotos, y algunos saqueadores se llevaron sus televisores, equipo de video y máquinas rasuradoras.

Ahora que no hay electricidad, el agua escurre por todo el piso y se han colocado barreras de oficiales de policía y efectivos de la Guardia Nacional que bloquean su barrio, no sabe cuándo podrá reabrir su negocio, J-Klips.

“La mitad de los locales se han declarado en ruinas”, aseveró. “¿Y ahora qué hacemos?”.

 

Por STAFF