Margarito Escudero Luis

Acá abajo, donde las personas se mueven todos los días para buscar el sustento, donde la vida es difícil y la realidad se ensaña.
Acá donde se forja el pensamiento con mentiras que caen diariamente desde arriba y donde la justicia y la lógica pierden sentido.

Acá, donde explicar las razones del actuar de los de arriba es imposible, donde morir es fácil, donde cuidarse de todo y de todos es un hábito, donde la moneda pierde valor y resulta mejor el intercambio.
Sí, acá donde subsiste el ejército electoral que da legalidad a los de arriba para luego no tener injerencia en aquellas decisiones, donde se tragan las mentiras y se defecan en ilusión de verdades, donde al final de cuentas siempre es lo mismo.

Donde puedes ver desde tu angustia, cómo aquellos que te prometieron la puerta de salida a tu pobreza, la felicidad pronta, dinero suficiente, lealtad al pueblo, se pelean defendiendo intereses que no son los tuyos, traicionan la verdad que te vendieron y te sientes otra vez desamparado, abandonado, a la espera que vuelvan para decirte otra vez lo mismo y veas con decepción que son los mismos que ya no estarían porque te defraudaron muchas veces en el pasado.

Y recuerdas cómo aquella vez te vestiste de rojo, lleno emoción porque tu voto al fin había triunfado y en esa algarabía no pudiste ver que debajo del manto escarlata, estaban escondido aquellos por los que no querías votar, los enemigos que combatiste ahí estaban, prestos a hacer lo que saben.

Y te quedas en las mismas, acá, donde el sudor te baña todos los días y no ves para cuando tendrás suficiente para adquirir lo que requieres, para pagar las cuotas de la educación “gratuita” y el alto costo de tu tratamiento en salud universal.

Desde acá ves como los aliados se pelean y prefieren unirse al enemigo que dijeron combatir para garantizar su permanencia en algún lugar allá arriba.
Solo observa cuantos son y vuelve tu vista a los que vivimos acá y verás que somos mucho más que ellos y que por eso tenemos el derecho de sacarlos de ahí.

Si acá nos tocó vivir, es nuestro deber mejorar nuestra morada.

Por STAFF