Parábola X
Plinio Soto Muerza
En la década de los ochenta, cuando se agrietaba a marchas forzadas el edificio del viejo régimen del partido casi único o hegemónico, la forma de pegar propaganda tanto de partidarios del gobierno como opositores, era a partir de las famosas brigadas de engrudo, es decir, grupos organizados que recorrían las calles y tapizaban con carteles en época electoral, postes, bardas, paredes y todo espacio que pudiera servir. El material indispensable para esas famosas acciones de pega era aparte del cartel de los candidatos o los partidos, el célebre engrudo.
Para hacer el engrudo era necesario emplear, harina sal, agua, y sosa, en cubetas grandes y pasarse largos minutos revolviendo la mezcla, existiendo una formula sencilla para darse cuenta que el engrudo ya estaba listo para ser usado: que no tuviera nudos, ya que eso significaba que algo no había salido bien en la composición de la mezcla, que no había la proporción suficiente o que simplemente aún le faltaba tiempo. Que “no se haga nudos el engrudo”, era la expresión coloquial que servía para indicar a los de las pegas que hicieran bien la mezcla.
En los últimos meses, al partido morena sin quererlo o queriendo, ya no se puede saber a ciencia cierta, se le hizo nudo el engrudo. En lugar de ser un partido que respaldara con acciones masivas a su primer gobierno federal, en dos años se dedicó con esmero a construir una imagen conflictiva, llena de nudo en su engrudo para pegar diversos componentes que lo integran.
En tiempos estrictos, morena tenía que haber resuelto el cambio de su dirección política, en octubre del 2018, o sea, solo tres meses después de su histórico triunfo en las elecciones federales del 1 de julio de ese año. Sin embargo, los preparativos para el inicio del nuevo gobierno federal, y los estatales y municipales correspondientes, en el discurso obligaron a la dirección política de entonces, a posponer la renovación de dirigentes. A la larga, la decisión fue desastrosa.
Ya para el 2018, los tiempos se dejaron correr, y los partidarios de unos y otros, o bien, otras, afilaron sus “cuchillos” respectivos para ganar sus internas. El procedimiento estatutario propio de morena, establecía como método, las asambleas distritales, donde por medio de votación se tenían que elegir a los delegados distritales, que en la práctica eran también consejeros estatales. A su vez, los delegados estatales realizaban las asambleas estatales donde se elegían a un presidente, a un secretario general, y al resto del Comité Ejecutivo Estatal. Concluido este proceso, morena tenía su cita nacional para por medio de un Congreso se elegía al presidente nacional, a su secretario general y a su comité ejecutivo nacional, y se instalaba también un nuevo Consejo Nacional. El procedimiento eran de tal forma sencillo pero nunca fue concebido para un partido que ganara como lo hizo, las elecciones federales.
El método hizo crisis por varias razones, pero sin lugar a dudas, dos son a mi juicio las fundamentales; primero, el partido morena nunca logró transformarse en un partido orgánico porque más que eso, se convirtió en una excelente maquinaria electoral con un sorprendente movimiento social que lo respaldaba.
Por ejemplo, Los Comités Ejecutivos Municipales dejaron de funcionar, y lo que operó la elección federal, fue una estructura paralela que fue creada ex profeso para enfrentar con éxito el proceso electoral. La creación de los llamados enlaces distritales suplió en la práctica, a los comités municipales, y la discusión colectiva de los problemas sociales, económicos, o de cualquier tipo, se sustituyó por la urgencia y la premura de la creación de miles de comités de base seccionales, aunque esos nunca se desarrollasen sino sólo fueron para ubicar posibles votantes y movilizadores. En ese proceso un rasgo esencial fue el padrón de morena.
El padrón de morena encargado a la Secretaria de Organización del CEN que operó la elección del 2018, fue desde ese momento, un secreto. Nadie en ningún distrito sabía a ciencia cierta quienes eran incorporados al padrón y quiénes no.
El papel de los enlaces distritales era en ese sentido vital, pero en la mayoría de los casos, quienes ocupaban este encargo estaban más interesados en construir sus propias candidaturas que en la organización institucional y política del partido. La onda era darle cauce al amplio movimiento social que por la vía electoral ganara la elección.
El padrón de morena tuvo una fecha de cierre inicial, y para marzo del 2018, ya nadie podía afiliar a nadie
Si bien en estados como Veracruz, donde había elecciones concurrentes, llegaron padrones a las asambleas para elegir a sus propuestas locales y federales estos nunca reflejaron a ciencia cierta el trabajo de afiliación que ser realizaba. Y los tiempos fueron muy cortos además.
El padrón de morena tuvo una fecha de cierre inicial, y para marzo del 2018, ya nadie podía afiliar a nadie, pese a que en los territorios, muchos liderazgos locales y regionales siguieron dando credenciales de afiliación, incluso con la firma de AMLO.
No hay que olvidar que para finales del 2017, se invirtió incluso mucho dinero para dotarles a los afiliados de una credencial plastificada, que era en los hechos, la única oficial. Era muy común escuchar entre los militantes afiliados, la pregunta de “que credencial tienes, la de cartón o la de plástico”.
En algunos casos, quienes estuvieron el encargo de buscar a los afiliados en los comités de base seccionales, que por cierto se convirtieron en los únicos viables ya que se dejaron atrás los comités por afinidad, mucho dejaron que desear al no poder credencializar a todos y todas, ya que al final dependían de las listas que les eran enviadas por partes, ó de plano no afiliaban a los que consideraban simplemente sus antagónicos. De tal manera, las tareas de afiliación vieron sus primeros nudos de engrudo, que repercutieron en la afiliación nacional. Es realmente trágico que el padrón de morena no estuviera actualizado para marzo del 2018, y más aún, que el último padrón que se registró en el INE fue en el año 2015. Sin un sólido padrón, lo demás es movimiento electoral.
Morena ganó la elección federal del 2018 sin un padrón acabado o medianamente real. Para agosto del ese año, nadie sabía a ciencia cierta cuantos afiliados tenía morena, y para colmo, el padrón era un verdadero secreto que solo unos cuantos lo tenían, y la explicación no era otra que electoral.
Sin un padrón seguro, confiable, evidentemente morena no iba a poder resolver su proceso de renovación para finales del 2018, ni para principios de 2019, ya que tenerlo era la base fundamental para la participación libre y democrática de sus afiliados. Era simplemente la piedra filosofal de su proceso. No tener un padrón confiable, que diera certeza a un proceso democrático de participación, fue el talón de Aquiles de morena, y sin duda lo que vino a terminar en nudos el engrudo morenista.
¿Quiénes tenían derecho a participar en las asambleas de morena? ¿Quiénes eran los verdaderos afiliados? Este tipo de preguntas al final dieron pie a una serie de divisiones entrado el año 2019, ya que al final del día, morena era para ese momento, no un partido de oposición pequeño, o con escasos espacios de decisión ganados, sino era precisamente todo lo contrario: era el partido en el gobierno, con gubernaturas, con alcaldías y presidencias municipales, con síndicos, regidores, diputados locales, federales, senadores, y por último, flamantes y novatos funcionarios. Era ya un partido que atraía a miles de ciudadanos que dispuestos a colaborar con la IV Transformación, llenaron las reuniones distritales, municipales y de toda índole. Hubo municipios que si en marzo del 2018 se lograban reunir, 50 personas, un año después la afluencia era de 200.
Sin un padrón confiable, cerrado y secreto, al caldo para los problemas organizativos estaba presto a explotar. Unos y otros esgrimirían razones: el eterno derecho a la fundación, “somos fundadores”, y por el otro lado, se escuchaba, “venimos a contribuir al proceso” somos iguales. Sin embargo, la realidad fue un nudo enorme, lo mismo fundadores que nuevos afiliados no aparecieron en los padrones que se emplearon en las asambleas de octubre del 2019, y sobrevino el desastre.
El otro factor que contribuyó a los extensos nudos morenistas, es más que organizativo y electoral; es invariablemente político, es decir, de poder. Pero de este factor, escribiré en la próxima entrega.