Revelaciones
Margarito Escudero Luis
El agua es el elemento primordial para la vida en nuestro planeta. Es un tema que se ha tratado infinidad de veces y, al parecer, al grueso de la población no le interesa o está más ocupada en utilizar el recurso sin notar lo esencial que es para su subsistencia.
En nuestra región, húmeda por siempre, a pesar de estar rodeados por pantanos ríos y el mar, desde hace algún tiempo padecemos por la falta de agua o por la mala calidad de ella.
El desarrollo de la industria, además de traernos eso que llamamos progreso, nos trajo contaminación de nuestros mantos acuíferos y el desarrollo de la sociedad; o mejor dicho, el crecimiento demográfico requirió de una mayor cantidad de todo para poder mantener a la población en las ciudades.
De esa forma se necesitó más electricidad, más edificios, más tiendas, más calles pavimentadas, lo que trajo más vehículos y más contaminación.
Igualmente se necesitó más comida para poder alimentar a la creciente población, sin notar que entre más crecían las ciudades y las plantas industriales, el espacio para producir alimentos se reducía drásticamente.
También necesitamos de más agua, pero el caudaloso río Coatzacoalcos no nos sirve porque su agua no es apta para consumo humano y potabilizarla resulta muy costoso.
Entre los tributarios del majestuoso Coatzacoalcos, están los pantanos que se encuentran entre las ciudades de Minatitlán, Cosoleacaque y Coatzacoalcos, son un filtro natural que una vez purificado su líquido, surcan la ciudad de Minatitlán en forma de arroyos hasta desembocar en el río en las inmediaciones del Playón Sur.
La solución no consiste sólo en reforestar, el problema es más complejo. La tala inmoderada, los compromisos políticos, intereses de grupo, la corrupción y la apatía ciudadana, son factores que deberían ser tomados en cuenta.
En algún tiempo de la historia de la petrolera ciudad, esos arroyos llevaron agua limpia, cristalina, tanto que las personas de aquellas épocas la utilizaban para su consumo, una industria refresquera aprovechaba uno de eso cauces para fabricar los refrescos Súper Jara e incluso agua embotellada en garrafones de cristal.
Por el rumbo de la colonia Tacoteno todavía existe un manantial que los vecinos le llaman “El Chorrito”, de dónde se surten de agua pura.
Pero todos esos arroyos, en la actualidad están contaminados por basura y excrementos, pues fue muy fácil para los ciudadanos y las autoridades permitir que se utilizaran como drenaje a cielo abierto.
Hoy las ciudades de Minatitlán y Coatzacoalcos surten su necesidad del vital líquido de un arroyo que corre en la Sierra de Santa Martha y se deposita en la presa Yuribia y que, desde su creación se diseñó para dar servicio por 20 años.
Se suponía que en esas dos décadas, las autoridades de Coatzacoalcos encontrarían la forma de surtir a la ciudad de otras fuentes.
Pero no. Siguieron confiando en la nobleza del caudal sin hacer prácticamente nada, hasta que los habitantes de Tatahuicapan, municipio al que pertenece la presa Yuribia, decidieron que esa agua es de ellos y si Coatzacoalcos la quería, debía pagar por ella.
Entonces comenzaron otro tipo de problemas para los ciudadanos quienes se quedaban secos por capricho de otras personas que buscaban beneficios económicos.
Pero no sólo eso. Sino que la criminal deforestación de la sierra hizo que el vaso de la presa se llenara de lodo y basura debido a la erosión provocada por la lluvia y la falta de árboles.
Muchos programas oficiales se dictaron y supuestamente se pusieron en marcha para reforestar la sierra y evitar la erosión y la turbiedad del agua, pero según los resultados y lo que hoy atestiguamos, es que esos programas no funcionaron, no se echaron a andar o nadie supervisó, o se robaron los recursos o algo pasó, porque cada vez que comienza la temporada de lluvias, la CMAS envía agua turbia a los domicilios, agua no apta para consumo humano, no potable e imposible de utilizar en los quehaceres domésticos.
Sin duda es muy necesaria la reforestación de los bosques de la sierra, pero también es urgente acabar con la tala clandestina.
Hace algunos años se lanzó un proyecto al que bautizaron con el nombre de “DOS CERROS”, cuyo objetivo era reforestar la cuenca de la presa Yuribia y un afluente que se encuentra más arriba.
El proyecto contemplaba utilizar la mano de obra local; demás de eso se pretendía organizar a la comunidad para que fuera autosustentable, enseñar a mujeres y hombres a realizar artesanías y algunas labores que les permitieran contar con ingresos.
El proyecto lo dieron a conocer en Coatzacoalcos con bombo y platillo y hasta hicieron que los periodistas firmaran un cartel como aprobando el proyecto que con mucho entusiasmo elaboraron jóvenes profesionistas.
Luego todo se olvidó. Nadie sabe qué pasó con el proyecto y cualquier información que se hubiera publicado en esa época, no existe en internet.
Sin embargo, aún en estos momentos se habla de reforestar la sierra, lo dicen autoridades de Coatzacoalcos, pero solo palabrería, puesto que CMAS sigue enviando agua de mala calidad, lo que indica que las condiciones de la presa Yuribia están iguales o peor.
Como ya se dijo, la solución no consiste sólo en reforestar, el problema es más complejo. La tala inmoderada, los compromisos políticos, intereses de grupo, la corrupción y la apatía ciudadana, son factores que deberían ser tomados en cuenta.