Parábola X

Plinio Soto Muerza

Sin padrón que lo defina como partido, con una apertura indiscriminada a grupos regionales de poder durante la campaña federal del 2018 en aras del triunfo electoral y con la llegada a los espacios de decisión gubernamental de grupos contradictorios en sus hechuras públicas a niveles locales, el tercer elemento del engrudo morenista es en esencia, el componente ideológico que cubra el alcance de la pregonada transformación. Expliquemos este último punto, y una anécdota puede servir de introducción.

En una comida con motivo del primer informe de labores legislativas, de una diputada local veracruzana, en un cruce de comentarios con un flamante funcionario estatal, lo que escuché ese día indignaría al más iracundo defensor de la formación política de izquierda de los años setenta. En la discusión de las contradicciones internas del gobierno estatal, el funcionario, reprochaba a los críticos del gobernador, argumentando que esas posiciones no eran de izquierda, que no podían ser de la 4T aquellos que se decían socialistas o comunistas, y concluía que “esos que se dicen radicales de izquierda, nostálgicos de la izquierda socialista, son en verdad la derecha de morena”.

Para muchos al interior de los gobiernos locales de la llamada 4T, morena no puede darle cabida a las voces de la izquierda socialista, libertaría, o comunista, porque eso no representa el espíritu de la verdadera transformación nacional. Quienes así lo expresan, casi todos empleados en turno de los gobiernos locales morenistas, especialmente en Veracruz, se han casado profundamente con la definición de conservadores y liberales; para ellos, fuera de esta dicotomía nada existe.

Para este tipo de personalidades públicas emanadas de morena, la actuación de los gobiernos sólo debe permanecer dentro de las causas de los liberales, lo cual representa una visión corta de un curso muy estrecho de lecturas nacionales del siglo XIX. Para muchos nuevos funcionarios, la transformación de la realidad mexicana sólo se concibe en el horizonte del combate a la corrupción, lo cual es una necesidad pero sin duda no es todo lo que el país necesita. El tercer engrudo de morena es por lo tanto de horizonte político y definición ideológica.

Podría ejemplificar este engrudo a partir de innumerables reuniones que he visto a lo largo del estado en torno a la idea de la formación política que ha desplegado morena, y donde es común que al final se impone una visión pragmática y no tanto ideológica de muchos asistentes, y donde las ideas guías de la acción política son simplemente dejadas a un lado. En todo momento en estos pretendidos cursos se establece que en el actual momento la lucha es contra los neoliberales, conservadores, y fifís; la derecha política reunida en esta triada es a quien hay que vencer. Enfrente se identifican como la esencia misma de la 4T, el antineoliberalismo, liberales, chairos y la izquierda.

El tercer engrudo de morena es por lo tanto de horizonte político y definición ideológica.

Sin embargo en muy pocos cursos la identidad se construye más allá de conservadores y liberales, y eso es un problema práctico que se vuelve un nudo insalvable para morena y sus gobiernos, principalmente locales y municipales. Siendo más concreto, es posible que una empresaria radiofónica que defiende sus intereses económicos sea una liberal, y que bien que lo sea, pero ¿hasta donde podría llegar su compromiso y su identidad con la 4T en una lucha económica y política de larga alcance en defensa de los trabajadores o de la inmensa mayoría de oprimidos? Y la lista puede ser larga si consideramos ganaderos, empresarios, comerciantes, y un largo etcétera, que identificados en su momento con el pasado régimen hoy juran estar al lado de la gente y de la 4T.

Me queda claro que a nivel nacional, un gran grupo de personalidades forjadas en las luchas de la izquierda socialista y comunista han emprendido el reto de la formación política de cuadros de la 4T, sin embargo, en la acción cotidiana lo que existe es un caudal de opiniones gatopardistas, de cambiar para que todo siga igual, de innumerables funcionarios y dirigentes de la nueva clase gobernante emanada de morena, que se expresan ideológicamente en contra de la izquierda socialista, libertaria, radical o de herencia comunista. Para este bloque gatopardista incluso la discusión política sólo tiene sentido en conservadores y liberales, fuera de esa dimensión, nada tiene ya sentido.

Lo más preocupante es al final que ni siquiera pueden alcanzar a definir lo que es el liberalismo y todo lo que política, filosófica y socialmente significa. Muchos liberales de morena, que se creen encarnación de Zarco o de Ignacio Ramírez, no pueden comprender porque al final de la generación de los liberales del 57 se construyó una cruel dictadura.

De tal manera la pretensión de transformación de muchos en morena y sus gobiernos locales sólo logran ver un horizonte estrecho, combatir la corrupción, que no es un tema menor, y consolidar una desarrollo centrado en la acción hacia las zonas más vulnerables, que de igual manera no es un tema menor. Pero en amplio sentido, la discusión queda inconclusa si se mira más a profundidad.

Hace meses en una reunión de formación política en la zona centro de la montaña de Veracruz, un moreno de nuevo cuño defendía airadamente a la oposición venezolana y criticaba al gobierno cubano por ser “una dictadura”, y más preocupante, varios asistentes abiertamente expresaban que morena no podía inspirarse en las obras de los clásicos marxistas, que eso “estaba pasado de moda” y que no eran propios de la 4T. A pregunta expresa de si ya alguno habían leído a los clásicos marxistas, la respuesta no pudo ser más concluyente: nadie había leído jamás a un clásico.

Así el tercer elemento del engrudo morenista radica en la profundidad de los cambios que se enarbolan, y que forzosamente deben de estar ligados a proyectos a largo plazo, que sólo son posibles bajo esquemas ideológicos. La 4T corre entonces entre una derecha política interior que excusa alianzas locales con emisarios del viejo régimen, y una izquierda ideológica que no se conforma con una política de combate a la corrupción y que piensa y propone la urgencia de proyectar modelos de desarrollo más radicales y alternativos al modelo de desarrollo capitalista existente.

¿Hasta donde se quiere llegar en la transformación en marcha? esa es la verdadera cuestión que tiene hoy a morena en un nudo difícil de resolver. Por un lado desde los gobiernos locales y municipales, esta discusión les es muy ajena, y por otro, a nivel nacional hay ciertas luces que emprenden el debate a dos años de gobierno. ¿Cuál es el modelo de desarrollo que se debe de construir?, ¿hasta dónde llegar en la profundidad de los cambios sociales, políticos pero principalmente económicos? Son solo dos preguntas que se empiezan a levantar en muchos puntos de la geografía morenista. Y la duda se genera si desde el interior de las posiciones de gobierno, van ganando terreno las posiciones y voluntades a todas luces derechistas en las formas de ser y actuar en política.

Ya a nadie escapa que en el interior del hoy partido gobernante, existe una derecha política en lucha abierta contra las posiciones de izquierda, a pesar de que en los discursos ambos se valoren “liberales”. Esta ambigüedad es el tercer gran nudo en el engrudo morenista.

A dos años y con grandes aciertos en las decisiones gubernamentales federales, pero con un caudal de errores y desaciertos a nivel local y municipal, morena enfrenta en los próximos meses un proceso que tiene que llevarles a recomponer su engrudo, para que superados sus nudos, pueda ser el elemento que adhiera múltiples partes hechas pedazos de la sociedad mexicana debido a la violencia, pobreza, y demás males que la aquejan.

De lo que hagan los liderazgos locales y regionales de morena, dependerá el curso de las decisiones que se tomen para los años venideros. No hay que perder de vista que al final, los procesos de los pueblos son de largo aliento y nunca pueden ser de cortos años.

 

Por STAFF