Ruperto Vázquez Ovando

Tal parece que en México es lo que menos importa, ni las formas ni el fondo, hubo tanta corrupción de manera tan burda, que la estigmatización y la estridencia fueron una excelente bandera de campaña para los actores del actual gobierno, lo malo; que ahora no se dan cuenta y si se dan, poco les importa, la soberbia no les hace mirar más allá de su nariz, sienten que son dueños de la verdad y pueden inventar datos, y cuando se les indica cifras de sus propias áreas de gobierno, nos dicen que ellos tienen otros datos, la burla y la chunga en contra de sus adversarios políticos son el pan de cada día, las redes sociales se saturan para difundir sus ocurrencias, los fanáticos las festejan, los funcionarios de gobierno se esmeran en difundirlas sin guardar el mínimo recato de institucionalidad.

Desde el trono de la tribuna del coliseo romano, el dedo divino decidía quien moría y quien vivía

Pareciera ser una competencia a ver quién consigue más likes, inventan sus propias palabras para poner apodos o agredir verbalmente a quien se atreva a señalar o disentir de la avalancha de “información” que se dan todas las mañanas en la tribuna de condena nacional, lo más recurrente cuando se les acaba la catarsis de señalamientos y alguien pregunta ¿Cómo o cuándo? inmediatamente es lapidado por según no haber preguntado o señalado nada a los anteriores gobiernos del pasado, se le declara aliado de los conservadores del régimen actual si bien le va, o traidor de plano que mereciera ser fusilado en el paredón.

En la antigua Roma, el Cesar ataviado como emperador, desde el trono de la tribuna del coliseo romano, el dedo divino decidía quien moría y quien vivía para satisfacer la euforia y el morbo del pueblo, enaltecía así el ego popular de sus seguidores y ponía de ejemplo como se podía juzgar a quienes se atrevieran a desafiarlo, algo así como lo que diga mi dedito, jugando perversamente a ser un ser iluminado.

Para rematar

Pasaron los días, los meses y más de dos años, entramos ya en el inicio de una renovación política del congreso federal, elegir 15 gubernaturas, diputaciones locales y cientos de presidencias municipales, en muchos casos se trata de replicar el mismo esquema del 2018, morena sumando actores políticos que en otros partidos no tenían posibilidad de ser candidatos, dejando de lado a sus propios cuadros, en los demás partidos repitiendo igual alianzas que no reflejan más que una supuesta suma de votos y con eso sentir que pueden dar la pelea al aparato de estado, solo los unen los agravios del actual régimen, al menos eso es lo que se ve a bote pronto, no dicen cómo gobernaran si logran ganar, abra gobiernos de coalición?

O solo una repartición de algunas posiciones de acuerdo al comportamiento particular en las campañas, o lo que es lo mismo, posiciones de cuates sin visión de gobierno institucional respetando la ideología de cada cual, hay por lo tanto una mutilación política en estas alianzas que no dejan más que dudas en lugar de certeza al electorado porque deben de votar por ellos realmente, ¿Cómo desligarse de los señalamientos de corruptos? De ser los mismos? En síntesis, ¿Por qué votar por ellos sin tener una clara idea de porque? ¿Ya no habrá corrupción, ya no abra inseguridad? Eso le dio buenos resultados al actual gobierno, el problema es que seguimos igual o peor.

PD. Hace dos años se dijo que ningún súper delegado seria candidato a gobernador, y que las reelecciones en morena están prohibidas estatutariamente por ser una de las reformas Peñista.
Notita: Ya abran notado los próximos candidatos del gobierno actual que no es lo mismo ser gobierno que oposición? Algo así como; “No es lo mismo ser borracho que cantinero”.

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Por STAFF