Revelaciones

 

Margarito Escudero Luis

Cumpliremos ya un año de estar sometidos a un virus, a la enfermedad que provoca el SarsCov2 a la que se le dio en llamar Covid19.

Un año sumidos en la desesperación y la zozobra; en la tristeza por ver morir a familiares, amigos, vecinos, compañeros, víctimas de lo que ya se llama “el mal del siglo”.

Pero, al principio de la pandemia, creció la fantasía de un cambio espiritual en la Humanidad, del comienzo de una nueva era que mejoraría las relaciones entre todos.

Fantaseamos con la idea de que la naturaleza se renovaría y nosotros con ella estaríamos arribando casi casi al nuevo mundo, porque este terrible mal nos haría mejores personas.

Luego apareció la terrorífica idea de la conspiración de las élites para deshacerse un buen número de habitantes de este planeta, que primero los viejos porque ya le estorban al capitalismo. Un complot de enormes magnitudes perpetrado por los que se creen dueños del mundo.

Un año sumidos en la desesperación y la zozobra; en la tristeza por ver morir a familiares, amigos, vecinos, compañeros, víctimas de lo que ya se llama “el mal del siglo”.

Qué los chinos, que los gringos, qué los rusos, y una andanada de noticias falsas en las redes de internet donde se incluyeron meteoritos letales para la Tierra y hasta alienígenas llegando a nuestro planeta.

Lo real es que fueron miles de muertos en el mundo entero, con prohibiciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para no hacer autopsias a los cuerpos de los fallecidos por Covid. Luego muchos médicos se rebelaron a los protocolos establecidos y comenzaron a salvar vidas y desde los hogares se descubrieron pócimas que paliaron en mucho los efectos de la enfermedad.

Así, la Humanidad dio muestras que puede sobrevivir por sí misma y que su propia forma de organización puede ser la causa de su destrucción.

A un año de distancia, es bueno reconsiderar nuestra manera de vivir, llegamos a un punto donde en la mayor parte del mundo se vive en la súper comodidad, en una forma aburguesada de vida que, para poder existir, la otra parte de ese mundo debe padecer escaseces extremas.

Entonces, tal vez sí estamos en el punto del cambio, de modificar el modo de vida que ha impuesto el capitalismo desde sus comienzos, que fue transformando el entorno natural para que los humanos pudieran vivir con el menor esfuerzo, que a la larga complicó la vida, al extremo de ponerla al borde a la extinción.

Todo el esfuerzo que realizaron los abuelos por contar con una habitación confortable, con agua, iluminada y alimentos sin descomponerse, nada tiene que ver con el estilo de vida que hoy lleva la mayor parte de los habitantes de este planeta y, para lograr eso fue necesario marginar a la otra parte de esos habitantes, negándoles el privilegio de las comodidades modernas.

Entonces, la sacudida que nos está dando el SarsCov2 debería obligarnos a volver la vista hacia nuestros orígenes, revalorar el esfuerzo de los antiguos habitantes, de nuestros ancestros, nuestra familia más antigua, que nunca se imaginaron un mundo así.

No deberíamos esperar a que la naturaleza nos convierta en místicos y se conforme un paraíso terrenal como por arte de magia. No nos está avisando nada, somos nosotros los que debemos entender la necesidad de cambiar, modificar el estilo de vida que nos ha traído a  este extremo de la historia, donde ya no hay para donde hacerse.

 

 

Por STAFF