Revelaciones

Margarito Escudero Luis

Luchar por un ideal, una causa, ha sido desde siempre el origen de las grandes transformaciones en el mundo entero. Así lo registra la Historia de la Humanidad.
En nuestro país se han dado luchas épicas en torno a un ideal encaminado el bien común, al bien de una comunidad mexicana.
La Revolución Mexicana sacó a flote muchos ideales y algunos, poco a poco fueron consolidándose.
En este mes celebramos la Expropiación Petrolera, una gesta encabezada por el entonces presidente de México, General Lázaro Cárdenas del Río y que fue la culminación de una serie de movilizaciones obreras en la incipiente industria petrolera.
El sindicalismo de aquel entonces, impulsado por el presidente Cárdenas, contaba con verdaderos líderes, aunque dispersos en pequeños sindicatos que al final se unieron para dar nacimiento al Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) en tiempos donde los dirigentes se la rifaban de verdad.
Unidos en una sola entidad sólida, el Sindicato Petrolero adquirió una fuerza enorme, y ya lejos de la persecución y asesinatos de dirigentes, los nuevos líderes se apoltronaron en el confort que da el poder, mientras los trabajadores disfrutaron de prestaciones como nunca antes.
Y así fue durante varias décadas, pero todos los beneficios y la tranquilidad de las prestaciones, no fueron consideradas como resultados de la lucha obrera, sino que se debía agradecer a un solo hombre: el presidente.
Por eso, cada uno de mayo, cuando celebran el Día del Trabajo, se daban multitudinarias manifestaciones, donde los obreros portaban grandes pancartas que en resumen decían: “¡Gracias Señor Presidente!”
Hasta que llegó la abundancia con José López Portillo y el “virón a la derecha para salir del bache económico”.
A partir de ahí, las condiciones fueron adecuadas para deshacerse de la industria petrolera. El neoliberalismo se perfiló desde el sexenio de Miguel de la Madrid, en la Secretaría de Programación y Presupuesto que encabezaba Carlos Salinas de Gortari.

Perdieron el rumbo y se alejaron de la lucha emprendida por Eduardo Soto Innes

Ya como presidente, Salinas desapareció la Secretaria de Programación e impulsó la política neoliberal a favor de las grandes empresas extranjeras.
Ahí comenzó el desmantelamiento de Petróleos Mexicanos (Pemex).
Pero también ahí comenzó la defensa de la paraestatal, desde la oposición nacieron diversos grupos que vieron la pretensión del gobierno salinista por devolver el petróleo a manos extranjeras.
Casi lo logra, pero el pueblo no lo permitió. Pero los trabajadores petroleros no vieron que la desgracia se les venía encima, no apoyaron a los movimientos de defensa de Pemex, temerosos de que sus dirigentes les quitaran sus apreciados privilegios.
El Sindicato guardó un cómplice silencio, apoyando la política entreguista de salinas. Perdieron el rumbo y se alejaron de la lucha emprendida por Eduardo Soto Innes y todos aquellos obreros que se la rifaron para lograr un verdadero sindicato que se preocupara por sus agremiados. Los actuales dirigentes prefieren hacer reverencia a los patrones extranjeros y despreciar a los trabajadores.
Sin embargo, en esta región, se convocaron a marchas y movilizaciones para luchar contra la privatización de Pemex, a las que muy pocos trabajadores petroleros asistieron.
El actual gobierno batalla para rescatar Pemex de la voracidad capitalista y procurar que esa empresa nacional vuelva a ser un pilar en la economía mexicana y recuperar el prestigio internacional que le dio a nuestro país.
La lucha por la defensa de Pemex es un ejemplo a seguir para evitar que toda la riqueza nacional sea explotada y aprovechada por otros países, provocando pobreza en nuestro territorio.

Por STAFF