Revelaciones
Margarito Escudero Luis
Los adversarios de la Cuarta Transformación, aprovechan cualquier posibilidad de atacar y siempre les ha resultado vano el intento.
Dos hechos recientes muestran su incapacidad para poder articular un ataque que de verdad cause algún estrago y, lo único que han conseguido es hacer el ridículo y cada vez perder credibilidad ante los pocos seguidores que les quedan.
Uno de esos espectáculos lo protagonizaron los dirigentes de lo que queda del PAN, PRI y PRD; Marko Cortés, Alejandro Moreno y Jesús Zambrano respectivamente, denunciaron ante la Organización de Estados Americanos (OEA) que en México se llevó a cabo una “narco elección” y pidieron a su titular que tomaran en cuenta su denuncia.
Los que eran enemigos irreconciliables, los que denunciaban las atrocidades que cometía el PRI, unidos ahora en una causa sin objetivo real, que no sea el de poner obstáculos al desmantelamiento del régimen que provocó el desastre de la Nación.
De los militantes del PAN y del PRI, puede entenderse su amor al dinero y a los privilegios y lujos que este proporciona. Los panistas buscan darse vida principesca, los priistas lo aprendieron cuando el tricolor dejó los postulados revolucionarios en el olvido para convertirse en enemigo de la Revolución.
Pero quien más ridículo y traidor se ve, es Jesús Zambrano, que hasta tomó las armas y se hizo llamar guerrillero, en una ultra izquierda que también dejó de lado deslumbrado por el poder del dinero fácil.
El otro evento que no deja de ser un petate de muerto mediático, es el patético papel que realiza Ricardo Anaya al echarle la culpa a Andrés Manuel López Obrador de sus problemas con la justicia mexicana.
Quien más ridículo y traidor se ve, es Jesús Zambrano, que hasta tomó las armas y se hizo llamar guerrillero, en una ultra izquierda que también dejó de lado deslumbrado por el poder del dinero fácil |
Desde su nicho de grabaciones, Anaya hizo una serie de videos señalando una supuesta venganza del Presidente de México en su contra, cuando se trata de una serie de acusaciones bien fundamentadas, presentadas ante la autoridad por sus propios compañeros de partido, Ernesto Cordero y Javier Lozano, además del priista Luis Videgaray.
Pero, aplicando la máxima nazi, de que una mentira repetida mil veces se hace verdad, Ricardo Anaya repite que su verdugo es AMLO, en un inútil intento por voltear a su favor la opinión pública.
Por lo pronto ya se fue del país, huyó, perdiendo la oportunidad de defenderse, pues se dice inocente.
Tal vez esa débil oposición no quiere darse cuenta que con sus patéticos berrinches lo único que logran es fortalecer la figura de Andrés Manuel López Obrador. No “cactan”.