Parábola X

Plinio Soto Muerza

Un fuerte y profundo debate se ha abierto al interior del partido movimiento de Morena a partir de la publicación de la Alianza Popular para Continuar la Transformación de México, firmada por todos los gobernadores, electos y en funciones, Senadores y Diputados morenistas, además de integrantes de su Comité Ejecutivo Nacional. De inmediato, grupos internos se han pronunciado en contra de este acuerdo, y han cuestionado la forma en que se presenta a la militancia y a la ciudadanía. Uno de los grandes críticos a este acuerdo ha sido el doctor John Ackerman, quien ha centrado la atención en la cuestión del padrón de afiliados.

Para nadie es un secreto que el talón de Aquiles de Morena ha sido su padrón de afiliados. No es la primera vez que la falta de un padrón confiable provoca cuestionamientos. Desde las primeras asambleas distritales y municipales llevadas a cabo en 2015, se hicieron señalamientos de que algo no estaba del todo bien, al no aparecer muchos militantes que decían se habían afiliado en tiempo y forma. Pero la mayor crisis estalló cuando el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación le restregó a Morena que por no contar con un padrón confiable, se violentaban los derechos políticos y electorales de cientos militantes, y que ante la falta de este instrumento era prácticamente imposible llevar a cabo procesos electivos democráticos con certeza, siendo está un principio rector de la vida democrática, por lo que mandató al partido movimiento a corregir su padrón, y de pasó sirvió para intervenir en la designación de una nueva dirigencia partidaria por medio de una encuesta.

No es la primera vez que la falta de un padrón confiable provoca cuestionamientos.

Con el proceso electoral 2021 encima y comiéndose sus tiempos, Morena no pudo llevar a cabo un proceso de rectificación del padrón, que diera certeza a sus militantes para poder participar en la toma de decisiones. El problema por lo tanto fue haciéndose más complejo. En la cotidianidad del partido, nadie sabía a ciencia cierta cuantos militantes estaban inscritos en el padrón, ya que muchos militantes argumentaban que habían sido excluidos del mismo.

Era un secreto a voces que los responsables del padrón no habían concluido bien su tarea, que la habían dejado pendiente y que por cuestiones de tiempos electorales se había dejado postergada. El proceso de reorganización emprendido en 2017 tampoco arrojó el mejor resultado, y la sustitución de credenciales de cartón, por una credencial plastificada con número de identificación individual, no logró superar el déficit de confianza en el padrón. Cerrado el padrón para principios del 2018, la realidad partidaria de morena entró en una fase de descomposición en cuanto a la certeza de quienes eran o no militantes.

La realidad del padrón del partido movimiento fue que al final, se había decidido apostarle más por el movimiento, que no necesita afiliación alguna porque por definición son oscilantes, plurales y diversos, que por la construcción de un partido, el cual requiere como instrumento base, un padrón claro y definido.

Era un secreto a voces que los responsables del padrón no habían concluido bien su tarea, que la habían dejado pendiente y que por cuestiones de tiempos electorales se había dejado postergada.

La consecuencia de la falta de un padrón confiable, es lo que abre la discusión en torno a la propuesta de la Alianza Popular para Continuar la Transformación de México, ya que en palabras de John Ackerman: “se desechará por completo el padrón histórico y se abrirán las compuertas a una afiliación masiva totalmente indiscriminada”. Pero más que centrarse en si se abre el padrón o no a una ciudadanía que ha visto con interés participar en Morena, el problema que algunos han desviado es a un llamado “derecho de llegada”, donde sólo los fundadores de Morena pueden decidir que hacer con el partido movimiento. Y aquí estriba parte de la disyuntiva que se enfrenta.

Muchos militantes que, si bien no fueron fundadores pero que han entregado su tiempo y esfuerzo a la construcción de partido, han visto con beneplácito este momento de adecuación del padrón, al igual que muchos simpatizantes que no han podido completar su afiliación. Por otro lado, existen grupos de militantes que, argumentando su “derecho de llegada”, defienden la idea de que antes que los nuevos, son los fundadores los que deben de ser considerados para todas las tareas, incluidas las de la reorganización interna.

Es evidente que Morena es hoy el partido que encabeza las preferencias electorales, que es el partido en el gobierno, lo cual lo convierte en un polo de atracción para la participación política. Negar la posibilidad de nuevos militantes, que defiendan el proceso de transformación que encabeza el Presidente de la República, es un contrasentido absoluto.

La mayor crisis estalló cuando el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación le restregó a Morena que por no contar con un padrón confiable, se violentaban los derechos políticos y electorales de cientos militantes

El debate entre fundadores y no fundadores, es un falso debate, aparte de estéril y poco útil para la práctica de la política, más aún, de aquella que se identifica con la transformación del país. Los problemas están en otra parte y tiene que ver con la formación política y la configuración identitaria del proyecto transformador. Morena tiene la confianza de una aplastante mayoría del pueblo, y en su reorganización no puede cometer errores ni darle la espalda a la participación popular. La apertura del padrón en ese sentido, puede ser una gran oportunidad de fortalecer el proceso transformador encabezado por el Presidente Andrés Manuel López Obrador.

 

Por STAFF