Parábola X


Plinio Soto Muerza

A semanas de concluir el segundo año de la pandemia, con nuestras vidas alteradas por el virus SARS-Cov2, la política en el país sigue su marcha, y los temas de la agenda siguen definiéndose desde las mañaneras en Palacio Nacional. Poco o nada la oposición ha aportado en la construcción de temas de interés, concentrándose activamente en campañas mediáticas contra el Presidente, sea a través de noticias falsas, calumnias, acusaciones histéricas sobre dictadura o supuestos planes bolivarianos ocultos.

El alto nivel de aprobación en todas las encuestas, arriba de 60%, construyen confianza en el proyecto que se defiende al inicio del cuarto año de gobierno.

No hay por ningún lado, un hecho que empañe su imagen y ejercicio del poder, y la forma de plantarle cara a sus adversarios, trae verdaderamente ya esquizofrénicos a más de uno de sus detractores.

Casos como el de Pio López Obrador, así como la boda de Santiago Nieto, no han podido hacer mella en la popularidad del mandatario. Ante ello, la derecha conservadora carente de imaginación política, no logra comprender que cada meme, acusación dolosa y ataque infame contra el Presidente, en lugar de debilitarlo, lo fortalecen irremediablemente.

Con su fuerza concentrada en la forma particular de hacer y entender la política de manera diferente, se ha definido desde el Ejecutivo Federal, que concentrará su atención para lograr sacar la aprobación de la Reforma Energética, que le ha propuesto al Congreso y que busca revertir el ajuste estructural del periodo neoliberal que abrió el sector energético a una amplia participación de la iniciativa privada, principalmente extranjera, y que representó la privatización de la CFE, empresa estatal que hoy se pretende fortalecer.

El otro tema que se ha definido como prioritario, es la llamada Consulta para la Ratificación del Mandato, ejercicio histórico que podemos tener la ciudadanía con miras a fortalecer la participación democrática. Sin duda la consulta representará un avance importante en la cultura política del pueblo.

Pero estos dos temas de la agenda, necesitan forzosamente la participación activa y sin vacilaciones del partido movimiento que llevó al Presidente a Palacio Nacional, y es quizás el punto más débil de la acción emprendida.

Sin una organización cabal en todo el país, en medio de disputas internas que no abonan ni clarifican rumbo, entre contradicciones entre posiciones políticas y lo más grave, con algunos señalamientos de reproducir los mismos vicios de los partidos tradicionales, el partido movimiento pareciera que no está a la altura de las exigencias de la transformación. El desgaste del partido es visible, y el movimiento que lo sostiene es la única garantía de mantener en rumbo el proceso.

Ya no se puede ocultar más, el pueblo reconoce la diferencia entre las estructuras partidarias y el movimiento. El pueblo confía más en el movimiento que en el partido, máxime cuando los desaciertos se acumulan: mientras el Presidente todas las mañanas se enfrenta a poderosos intereses económicos, su partido cae una y otra vez en severas pugnas de intereses personales. Sólo la existencia del amplio y popular movimiento, es garantía de acompañamiento al mandatario.

En esta coyuntura, tanto la reforma que rescata la soberanía energética, como la consulta de ratificación de mandato, exige que el movimiento se prepare para otra batalla, incluso, si el propio partido queda corto o se queda a un lado. No hay pretextos para las horas decisivas que se acercan.

Por STAFF