Parábola X
Por Plinio Soto Muerza
La visita a Cuba por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador, ha generado múltiples reacciones en la opinión pública, ya no digamos el anunció de la contratación de 500 médicos cubanos para reforzar las atenciones primarias a la salud en nuestro país, estrategia que los galenos cubanos han desarrollado con gran éxito durante décadas. En ese sentido, no sorprende que algunos colegios de médicos hayan protestado por tal gran osadía, si tomamos en consideración que muchos de estos mencionados colegios se han caracterizado por sus vocaciones de lucro y no precisamente por sus dedicadas horas a la atención de comunidades vulnerables; de hecho, es público y conocido que muchos representantes médicos de estos colegios, construyeron fortunas en hospitales y consultorios privados, cuestionando en la práctica el derecho a la salud. Son los mismos que han aplaudido las acciones privatizadoras en salud, ya sean en el IMSS o en los sistemas estatales.
Pero lo que llama la atención, son las opiniones abiertamente anticomunistas, anticubanas y anticastristas que al interior del partido movimiento, hoy gobierno, se han manifestado en algunos lugares. Siguiendo más la propaganda inspirada en Miami, en lugar de información documentada, algunas voces morenistas han reproducido nociones como: “para que ir a Cuba”, “que gana el presidente con ir a ver al dictador cubano”, “en Cuba no hay libertades”, “En la isla se mueren de hambre”, entre algunas otras perlas de declaraciones. Todas ellas cercanas en esencia al pensamiento conservador y reaccionario, que ha considerado al régimen cubano como un enemigo de la democracia.
Afortunadamente tal pensamiento anticomunista, es minoría en morena, pero no deja de llamar la atención que, a tres años y medio en el gobierno, desde morena no se haya fortalecido la formación política de izquierda, que se basa en el principio de solidaridad con los pueblos del mundo, especialmente latinoamericanos, que luchan por su soberanía popular.
El debate sobre Cuba es muy intenso en las izquierdas mexicanas desde hace tiempo, y tiene su punto de arranque en los años ochenta, pero principalmente en los noventa del siglo pasado, cuando Cuba atravesó el llamado periodo especial, al derrumbe del bloque soviético, y la expansión del pensamiento neoliberal y la democracia liberal. Muchos que defendieron el proyecto de la Revolución Cubana, en esos años dieron un giro de 180 grados, y se convirtieron en feroces críticos del régimen, culpándolo de todos los males que padecen los isleños.
Los argumentos que desde entonces han vertido los críticos de izquierda hacia Cuba, se centran en lo que han llamado la falta de democracia, de elecciones libres y de partidos; según ellos, el sistema cubano no tiene viabilidad en un mundo donde la democracia liberal es el único camino para las sociedades.
Los críticos olvidan que en Cuba hubo un proceso revolucionario, de radical orientación, que inspiró un sistema que ha sido probado una y otra vez, en las peores circunstancias en medio de una guerra económica. El sistema político, tiene su raíz en una intima relación entre la comunidad y sus representantes, y el consenso que mantiene el Partido Comunista Cubano en la sociedad sigue siendo hasta hoy, un ejemplo de vinculación entre los gobernantes y gobernados. Sus procesos electorales permanentes, para elegir a sus Asamblea Nacional, y a su liderazgo, es raramente entendido y comprendido por sus críticos desde las izquierdas.
Otro tema es el económico. Con una economía que ha enfrentado duras pruebas, pero que mantiene por delante su atención a lo social, procurando una equitativa redistribución de la riqueza. Se critica la tarjeta de racionamiento, pero olvidan que ese mecanismo ha permitido que ningún cubano carezca del derecho a la alimentación. Es cierto, las limitaciones han sido y son enormes en la distribución de los bienes e insumos por medio de la racionalización, pero los críticos olvidan que Cuba enfrenta desde hace décadas, una guerra económica que les ha declarado la mayor potencia militar a tan sólo escasos 100 kilómetros de sus costas. Pero también es cierto, que por más que han buscado, medios, personeros, organizaciones y demás contingente crítico, nunca se ha localizado un solo cubano o cubana con problemas de salud, educación o de alimentación; no existe ninguna sola evidencia, ninguna, de algún cubana o cubano fallecido por hambre, por diarreas y enfermedades curables, o que carezca de educación inicial y media: ninguna foto de algún habitante de la isla con problemas desnutrición o de inanición. Al contrario, cada año, los organismos internacionales como la UNICEF, han elogiado los esfuerzos de Cuba para posibilitar, aun en medio de la guerra económica a la que es sometida, el disfrute de los derechos básicos al pueblo.
Que hay muchos problemas, no se pueden negar, pero deben de verse desde una óptica global y del bloqueo impuesto a Cuba desde hace tiempo; la ley Torricelli y la Helms-Burton, como las sanciones impuestas en años recientes, son prueba de esa belicosidad del imperio contra la isla y su gobierno.
Las pequeñas voces al interior de morena que se expresaron en torno a la visita del presidente Andrés Manuel, y que recogen el discurso anticomunista y anticastrista, deberán de recapacitar su propia pertenencia a un partido movimiento, que tiene la tarea de ser ejemplo de solidaridad con las luchas de liberación de los pueblos latinoamericanos. La sola presencia de una voz de derecha al interior de morena, obliga a ese partido a reforzar su formación política y su identidad anclada a la izquierda. Al interior del hoy partido en el gobierno, puede haber divergencias en muchos temas, incluido el cubano, pero no puede haber coincidencias con el pensamiento antagónico que representa el anticomunismo y anticastrismo, con sede en Miami.
Si desde morena se propaga la propaganda anticomunista, anticastrista y anticubana, y avanzan esas posiciones ideológicas, entonces estaría claro, que la derecha al interior de morena ha ganado la partida. Todavía tienen tiempo de fortalecer sus identidades, y el tema cubano es sin duda crucial para ello.