Por Plinio Soto Muerza

 

El pasado sábado 21 de mayo se realizó la llamada Primera Convención Estatal de Morena, en la ciudad de Orizaba, como parte de los trabajos que a nivel nacional se llevan a cabo por parte de un grupo de militantes fundadores y simpatizantes de morena, que buscan un reinicio, o un regreso a los principios del movimiento que llevó a la presidencia de la república a Andrés Manuel López Obrador.

Este movimiento al interior del partido movimiento, hoy en el gobierno en Veracruz y en muchos municipios del estado, es encabezado notoriamente por el doctor John Ackerman, quien se ha echado a cuestas la realización de 32 convenciones estatales, y cuenta con el respaldo de dirigentes nacionales e intelectuales de la llamada 4 Transformación, entre los cuales podemos citar a Xóchitl Zagal, Secretaria de Organización, y Carlos Figueroa, Secretario de Derechos Humanos, ambos del CEN, además de Paco Ignacio Taibo, y Pedro Salmerón, entre otros muchos más.

Hay que recordar que el enfrentamiento al interior de morena se agudizó a finales de octubre del 2019, cuando se realizaron asambleas distritales en todo el país, como parte del proceso de renovación de la dirección nacional, y que al final fue anulado por inconsistencias en el padrón, e irregularidades en muchas asambleas, lo que llevó a este partido a final electivo por medio de las llamadas encuestas. Al final Mario Delgado fue designado presidente del CEN.

Como de frente se encontraba ya en marcha el proceso federal intermedio, al interior de morena se realizaron acuerdos para que no hubiera roces o mayores fricciones; que se cuidara al partido para ayudar al presidente en la elección federal. Sin embargo, desde ese momento, una gran fisura se abrió en el movimiento y una profunda división se gestó. Bajo un aire de aparente unidad, las elecciones del 2021 sólo amortiguaron las presiones del enfrentamiento entre los grupos internos. Pero una vez pasada la elección y con los saldos electorales en mano, unos y otros empezaron a velar sus cuchillas.

En el caso concreto del espacio político que representa la Convención Nacional de Morena, que celebró su primera reunión nacional en febrero del 2022, se dio cabida a una vasta cantidad de grupos locales que han estado excluidos de las representaciones formales del partido, o bien, se han refugiado en el discurso de los “principios fundacionales” del partido ante un hecho notoriamente evidente: la apertura del partido a actores políticos que tienen un pasado o una identificación con el PRI, PAN o el PRD, o con cualquier otro partido, a los que su pasado los condena; en la lógica principista de muchos convencionistas, ello es un pecado capital.

De tal manera, lo que se vio en la reunión del sábado en Orizaba, es una amplia gama de liderazgos sociales, de base y militancia diversa, que se siente agraviada por la errática dirección del partido movimiento, que ha privilegiado la apertura a actores políticos, digamos no tan morenistas para decirlo suavemente.

El factor común que identifica a muchos asistentes, es el agravio que enfrentan por considerar que a ellos no se les ha tomado en cuenta, y si, al contrario, a muchos que antes eran furibundos opositores a AMLO en sus municipios ahora están en espacios de decisión tanto del gobierno como del partido.

Pero la política nunca es tan sencilla, porque en ella se decide el cómo se ejerce el poder. Así que si bien los llamados fundadores de morena tienen razón en la critica amplia de la apertura del partido movimiento a actores que estuvieron en otros partidos, su discurso es muy frágil y poco poderoso en el llamado a rescatar a morena. Pongamos un dato que es revelador y contundente. Para cuando morena presentó al entonces INE su documentación para lograr su registro como partido, lo acompañó con cerca de 400 mil afiliaciones, de las cuales, 20297 de acuerdo a la secretaría de organización, eran de Veracruz. En ese universo, los fundadores de morena se topan con el hecho de que una inmensa mayoría de afiliados, simpatizantes y militantes de morena, no pueden escuchar bien el discurso de que sólo los fundadores, es decir, los afiliados que el INE recibió para avalar su registro, pueden y son los encargados de renovar y reunir al partido en el marco de sus principios.

Lo anterior se agudiza por el hecho de que el discurso principista se estrella con una realidad brutal para estos fundadores: quien fuera el promotor de la incorporación de actores de otros partidos al proyecto de morena, fue el propio presidente AMLO en su larga campaña por la presidencia de la república.

El problema por lo tanto es más profundo y debe de revisarse con otros instrumentos de análisis. Por ejemplo, el propio doctor Ackerman en su cuenta de Facebook, argumentó que la incorporación de “chapulines” con mala fama, fue el motivo de las derrotas electorales en Veracruz, llagando a decir que por ello se perdieron municipios y distritos clave. Alguien serio le debería de hablarle dicho al doctor Ackerman, que en Veracruz se ganó la mayoría de los 30 distritos electorales, perdiéndose sólo los que históricamente el PAN ha hecho su bastión y ha ganado en los últimos 15 años, como es el caso del Puerto de Veracruz, y Boca del Rio. Además, es triste que se haya engañado al doctor Ackerman en el tema municipal, porque de acuerdo a los resultados electorales, de los 212 municipios, morena ganó en más del 50% y con candidatos provenientes de otros partidos, algunos de ellos con poca buena fama, como el caso de San Andrés Tuxtla, donde triunfo quién fuera ya presidenta municipal por el PRI en los tiempos de Javier Duarte.

El problema reside precisamente en el contrario de la lógica que algunos compañeros, sin saber nada en materia electoral, le plantearon el doctor: las derrotas electorales no se explican por los candidatos provenientes de otros partidos, porque si eso fuera morena hubiera recibido una paliza el año pasado; sino por las luchas y la desorganización interna que vive morena desde hace tiempo, y sin duda alguna, por la falta de una identidad clara de lo que se quiere y se busca en la transformación.

El debate que se genera en la convención morenista, puede resultar hasta contraproducente en lo que se plantea como objetivo, si sólo se basa en “los principios” que defienden los “fundadores” del partido. El problema es mas complejo y requiere mayor profundidad en el análisis. Sobre ello estaremos escribiendo.

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