Revelaciones

Margarito Escudero Luis

 

A pesar de que es una urgencia modificar nuestra forma de vida, cambiar profundamente la organización social que nos rige desde hace muchísimo tiempo, la fuerza de la costumbre lleva a mantener la esencia de lo mismo de siempre.

Una visión transformadora y revolucionaria se estrella en una dura realidad costumbrista, arraigada a una forma de vida que se agotó desde hace tiempo y nos aferramos a ella por no dejar el posible confort que ha producido.

Las clases dominantes han convencido a todos de que así está bien, que esta forma de organizarnos es lo mejor que le ha ocurrido a la humanidad y cualquier intento de cambio o modificación será visto como un crimen.

Desde los esclavos hasta los obreros, los pocos cambios se han dado a base de golpes y sangre, cae una clase dominante y otra se empodera repitiendo el esquema con algunas medicaciones que han permitido mejorar condiciones de vida de las clases dominadas, las que se conforman sin ver que en su número y organización está la salvación.

Las alas políticas que conviven y se soportan, han funcionado como una válvula de desfogue a las tensiones sociales, la táctica del garrote ha quedado como última instancia y hoy se le da paso a la negociación y los pactos.

Vemos como, de pronto, la sociedad se inclina hacia una de esas alas, le da fuerza y permite un reacomodo de inconformidades, injusticias y reclamos, el ala emergente tendrá que paliar las tensiones; las otras irán al silencio mientras todo se calma y las condiciones vuelvan a ser favorables.

Con un palmo de narices se quedan quienes se esforzaron para ver el cambio de verdad, en un instante observan como aquellos que ofrecieron dar todo su esfuerzo para transformar la sociedad en busca de beneficio para todos, se alejan, se pierden y se acomodan en las filas que tanto se combatieron.

La Historia se repite. Una y otra vez, cada generación tendrá su dosis de esperanza en tanto las condiciones no se agudicen lo suficiente y lleven a una ruptura profunda e irreversible en las condiciones sociales.

Vemos como la naturaleza protesta, pide a gritos un alto en el avance humano y nos hacemos ciegos, sordos y tullidos pues se ha llegado a considerar que es más importante el avance económico que nuestra seguridad y sobrevivencia como especie humana.

Como si no fueran de este mundo, las grandes élites le han puesto precio a todo, cada espacio de la naturaleza puede considerarse una mercancía, cada animal, cada piedra, cada planta y cada humano puede ser cambiado por dinero.

De nada han servido las protestas ambientalistas, las propuestas científicas fueron a dar al bote de la basura para ser recicladas; los argumentos a favor de modificar nuestras conductas cayeron en oídos sordos.

Los avances humanos a lo largo de la Historia, buscando comodidad y facilidad para vivir holgados, han puesto a la humanidad al borde de la extinción.

Y a pesar de todas las advertencias, no se puede detener la producción, la explotación ni la ambición.

Vamos sin remedio, a una especie de final lento, doloroso, veremos caer parte por parte de la civilización, hasta que podamos entender cabalmente que los recursos naturales son mejor en la naturaleza, que el agua es indispensable para poder vivir sanamente y no es mejor acaparándola para refrescos, cervezas y otros productos artificiales.

Entenderemos cuando sea imposible el rescate, que las frutas y verduras son mucho mejor en el campo que en envases de plástico.

Y no tendremos más opción que luchar por la supervivencia, por cuidar lo que quede de naturaleza y defenderlo como nunca antes quisimos hacerlo.

Por STAFF