Tustra Lacosa
Una vez más los municipios de Coatzacoalcos y Minatitlán se ven amenazados con quedarse sin agua gracias a un capricho de Eusebio González Hernández, presidente municipal de Tatahuicapan, quien ordenó el cierre de la presa Yuribia que abastece parte del líquido que se consume en los municipios mencionados.
Que casualidad que, luego de la jornada electoral interna de Morena, Chevo González decide cobrarse a lo chino un supuesto adeudo de Coatza y Mina, alegando que no cumplen con sus compromisos.
Lo cierto es que el actuar del presidente de Tatahuicapan es más como de un gangster, un delincuente montado en el poder para cobrarse, no solo el dinero que supuestamente se le debe al municipio, sino una afrenta de algo que no le salió como quería.
Chevo González mueve a la gente del municipio para cobrar una millonada, de lo cual nada le toca a los campesinos que fueron a cerrar válvulas y soldarlas, tal vez los pobladores que acudieron al llamado del Chevo no saben qué están cometiendo un acto criminal al dejar sin agua a casi un millón de ciudadanos que ni las deben, ni los conocen.
Cada uno de esos ciudadanos, alebrestados por el Chevo González, está violando la Constitución solo por un capricho, cometiendo un delito que se paga con cárcel de donde el presidente no irá a sacarlos.
El chantaje de Eusebio Gonzalez Hernández echa por la borda todo el trabajo que han realizado las autoridades de los municipios afectados, quienes han cumplido en tiempo y forma con los compromisos firmados apenas en mayo pasado y la obra por la que se comprometieron está por concluir.
No hay ni un motivo legal para que Eusebio actúe de esa forma, se ha colocado al margen de la ley y deberá responder por eso si es que las autoridades y los ciudadanos afectados no se la perdonan.
Mucho se ha hablado sobre este tema, muchos papeles se han firmado, pero cada vez que los caciques de Tatahuicapan quieren dinero, acuden al vil chantaje, a la violencia, como una práctica bien aprendida a la delincuencia organizada.
Chevo González está utilizando el cargo que el pueblo le confirió para enriquecerse, tomando a los ciudadanos como carne de cañón; ojalá las autoridades se fajen los pantalones y aplique todo el peso de la ley a este delincuente y a sus cómplices.