Revelaciones
Margarito Escudero Luis
Le llamaban El Caudillo del Sur, logró formar un gran ejército con el que combatió a las fuerzas federales, defendiendo ideales revolucionarios.
Pero la confianza puesta en gente del gobierno cuando se le enfrenta, es un serio peligro que Emiliano Zapata no tomó en cuenta.
El 10 de abril de 1919 fue brutalmente asesinado por el ejército carrancista en la hacienda de Chinameca, en el estado de Morelos.
Primero lo enamoraron, le dijeron que Carranza haría caso a sus propuestas de Tierra y Libertad, Zapata creyó que su lucha por fin rendía frutos y aceptó la invitación de un tal Guajardo a la reunión en la hacienda.
Sus lugartenientes le advirtieron, pidieron que no fuera, “te van a matar “Miliano”, pero la alegría nubló su sentido común.
Emiliano Zapata entró confiado a la hacienda y fue recibido por múltiples descargas de balas del gobierno.
Una esperanza más del pueblo desaparecía. Nació una leyenda que hasta la fecha no ha pasado de ahí.
La Revolución era básicamente agraria, Zapata luchaba por tierras para los campesinos, brutalmente explotados por los hacendados, así se les llamaba a los señores feudales de la época.
La tierra es de quien la trabaja, gritaban los zapatistas. Y avanzaron con el Ejército del Sur, Zapata jugó a la política y en una de esas grillas lo traicionaron.
Hoy, recordarán al Caudillo al pie de sus estatuas, llevarán flores a su tumba para asegurarse de que siga ahí.
Más de un siglo ha pasado del crimen contra Emiliano y México sigue en la batalla por conseguir un país para todos los mexicanos.
Hoy la guerra contra los mexicanos no es con armas, la violencia se ejerce desde otros medios, se conquista la mente de los ciudadanos y se les domina haciéndoles creer que nadie puede ser como Zapata.