Revelaciones

Margarito Escudero Luis

Para que algo nuevo surja, es necesario que lo viejo o lo que aun prevalece, desaparezca. Es una ley de la naturaleza negar lo existente para dar paso a lo nuevo.

Ejemplos hay muchos, el clásico es el del árbol que es negado por el fruto y a su vez, la semilla niega al fruto y el árbol niega al semilla en un ciclo eterno que permite al bosque prevalecer.
Esa ley aplica también para la sociedad, siempre en movimiento, los fenómenos sociales surgen luego de un proceso; cada nueva generación deja su huella en la historia de la sociedad de que se trate y siempre va quedando atrás la historia de los padres y abuelos.

Lo mismo sucederá una y otra vez hasta que las condiciones sociales ya no sean útiles y haya que transformarlas para adecuarse a las nuevas exigencias sociales.

Nuestro país ha pasado por varias etapas en las que la sociedad se ha cimbrado violentamente para transformarse; desde el hartazgo de los nietos de españoles nacidos en esta tierra que decidieron abandonar a la corona, pasando por las Leyes de Reforma de Juárez, hasta el último gran movimiento social de rompimiento con el régimen feudal que prevalecía a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.

En todos los casos hubo un proceso, nacimiento, desarrollo y final de cada etapa; cambios empujados por la acción de la sociedad en su conjunto, con la mayoría luchando por cambiar sus condiciones de vida y la minoría luchando porque las cosas sigan como están.

En esta segunda década del siglo XXI, atestiguamos el arranque de un nuevo proceso de cambio, es apenas el deseo ante una sociedad harta de la voracidad de las clases adineradas, de la corrupción de la clase política, del constante empobrecimiento de la mayoría social.

Estamos ante una generación sin un futuro promisorio, sin posibilidades de poder fincarse como individuo, como familia y donde el éxito queda reducido a la posibilidad de poder sobrevivir en las condiciones que marcan los gobiernos sometidos a la clase dominante.

Apenas se dan los primeros pasos del proceso de cambio, la sociedad ya mostró su hartazgo, ya quedó en evidencia la corrupción que impera en muchos terrenos sociales, ahora falta la verdadera voz de los interesados, aquellos que ven un futuro incierto, los jóvenes.

Muchos individuos de la generación de jóvenes de México, brindaron su confianza al actual presidente para cambiar todo un aparato gubernamental controlado por intereses extranjeros, representados en nuestro país por una élite de políticos y empresarios que se revuelven sobre sus heces al ver la posibilidad de perder ese control y entregar malas cuentas a sus patrones.

Ellos son vasallos del imperio extranjero desde siempre, representan una etapa gastada y desperdiciada de nuestra Patria que debe desaparecer para dar paso a las nuevas oportunidades, las nuevas ideas y los nuevos esfuerzos para poder vivir en este país sin sobresaltos y con comodidad; sin pobrezas y sin escandalosas riquezas mal habidas.

Esa generación de políticos que se anquilosaron en el transcurso de la historia, defienden a capa y espada, a marchas y mentiras, un estado de cosas que ya no representan seguridad para la mayoría de mexicanos, instituciones caducas que ya deben formar parte de la Historia y rescatar los momentos que le dieron gloria a México.

Los mismos jóvenes marcarán el rumbo, ellos decidirán que país es el que necesitan para desarrollarse, ellos deberán discernir entre seguir siendo sometidos al imperio extranjero o buscar las alternativas para forjar su propia Patria.

Por STAFF