Parábola X

Por Plinio Soto Muerza

Concluidos los procesos locales electorales del Estado de México y Coahuila, todo resultó como desde principios de año se vislumbraba: el triunfo de morena en la entidad mexiquense y de la alianza PRI PAN PRD en el estado norteño; ahora ha comenzado el reloj de la sucesión presidencial.

Desde este momento, la política nacional estará sujeta a los vaivenes que den los partidos, tanto los opositores como el oficial y sus satélites, en la lucha por la sucesión. Cada paso que den y cada decisión que tomen, seguramente lo harán en función de sus cálculos electorales. Es aquí donde se esperan las noticias que definirán el devenir de la escena pública.

Siendo este un sexenio marcadamente electoral, donde pareciera que desde el oficialismo se vive una constante campaña para derrotar a sus adversarios por medio del sufragio, lo que vienen son 12 meses de constantes llamados a la movilización y organización para preparar caminos de sufragios efectivos.

Por parte de la llamada oposición, sin haber hecho sus respectivas autocriticas y sin haber renunciado a sus privilegios que les dio una partidocracia que llevó al país a una crisis de legitimidad sin paragón en la historia, tienen enfrente una tarea que parece imposible: ganar el voto ciudadano que han perdido en estos años de lucha frontal contra el presidente.

Para algunos, la oposición desde un principio se derrotó a sí misma, al negarse a cambiar sus formas y sus contenidos partidarios, y con sus tradicionales métodos, enfrentarse a un partido movimiento que les fue derrotando una y otra vez en cuanta cita electoral se presentó. Sin reconocer sus errores, desde la oposición se empeñaron en criticar la figura presidencial y sin saberlo, cada vez que lo atacaban, lo fortalecieron de una forma que nunca imaginaron.

Elección tras elección, morena les fue ganando los espacios de representación a una oposición, que “moralmente derrotada” creyó en la cuenta que, sin cambiarse de rumbo, podían salir airosos. ¡Pero oh, la historia es cruel cuando se pierde una elección!, más aquellas que prometían dar mejores resultados. Sin dirección clara, la oposición navegó a sus propios entierros. El PRD, por ejemplo, prácticamente ha desaparecido en la mitad de los estados, y hoy enfrenta la sombra de perder su registro; el PRI de partido hegemónico, cae al vacío de las minorías; y el PAN, de aquel partido con principios éticos y democráticos, casi recatados, de Gómez Morin, es hoy un festín de lideres sin escrúpulos, que ven más hacia el modelo protofascista del partido Vox de España.

El mensaje contundente del presidente, todos los días desde su época de opositor en Tabasco, de que PRI y PAN, representaban lo mismo, el paso de los años le dio una solidez irrebatible; esos partidos, alguna vez antagónicos, terminaron aliándose y presentándose juntos, revueltos, unidos, para defender sus privilegios.

¿Cómo le podían haber ganado a un presidente, que desde la oposición grito una y otra vez que, el PRI y el PAN eran lo mismo, como la Pepsi y la Coca Cola?

Ante la evidencia concreta, ningún discurso que dieran los opositores podía vencer el aserto histórico que tuvo el presidente. En cada elección morena los aplastó con el dedo flamígero de son lo mismo, son iguales.

Sin oposición real enfrente, porque pareciera que no aprenden la lección panistas y priistas, y se enrutan en más de lo mismo, el riesgo real que enfrenta morena, como partido y movimiento, son sus contradicciones internas, sus furias que nacen de los grupos y subgrupos a su interior, donde algunos se piensan como los legítimos representantes y poseedores del favor del presidente. Enfrente están aquellos que se sienten excluidos del paraíso 4t, y algunos más que enraizados en sus organizaciones populares, se han dado cuenta que han sido usados una y otra vez por personajes que sólo han cambiado de camiseta, y que de tricolores sólo usan ropajes guindas, pero piensa, creen y actúan como antes.

Las contradicciones de morena pueden crecer hasta ser la amenaza que rompa la armonía que aparece en la superficie. Cuando algunos empiecen a decir que en el Estado de México no ganó morena sino el Grupo de Acción Política (GAP) del senador Higinio Muñoz, que prestó esta en corresponder a sus amigos del PRI los favores que él tuvo cuando era opositor en aquella entidad. O bien, las contradicciones reventaran cuando, una vez más, se les prometa a los militantes encuestas para la definición de candidaturas, y en lo territorios se impongan perfiles gatopardistas de cambiar todo para que nada cambie.

La debilidad del morena se centra en él mismo como partido, que no escapa a su ley de hierro, imponiéndose una oligarquía partidaria por encima del movimiento social que lo ha sostenido hasta ahora. Los triunfos no desaparecen las contradicciones, al contrario, pueden profundizarlas. Evitarlo, ya no es tarea sola del presidente, sino de todos los que hoy se sienten parte del proceso pretendidamente transformador. Lograrlo, es otro tema.

 

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