El mandatario de México, Andrés Manuel López Obrador, aseguró que no intervendrá de ninguna manera para elegir al candidato presidencial del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que competirá en las elecciones generales del próximo año.
“No voy a poner al candidato de Morena, no habrá dedazo”, prometió al celebrar los resultados de los comicios locales realizados el domingo en el Estado de México y en Coahuila, que culminaron con un triunfo para el oficialismo y otro para la oposición.
“Hay quienes todavía no lo creen, incluso personas cercanas que dicen: ‘estamos esperando una señal’. Se van a quedar esperando”, afirmó.
El ‘dedazo’ es una práctica que ha predominado en la política mexicana y que implica que el líder político elige “a dedo”, de manera solitaria, a los candidatos que se postulan en principio a la presidencia, aunque después se expandió a otros cargos.
“Estamos a un año de la elección presidencial se va rápido el tiempo. Lo importante es afianzar la democracia no solo como sistema político, sino como forma de vida”, dijo al recordar que el candidato de Morena será elegido en encuestas internas del partido.
“Hay quienes todavía no lo creen, incluso personas cercanas que dicen: ‘estamos esperando una señal’. Se van a quedar esperando”
Con respecto a las elecciones del domingo, optó por felicitar a la ciudadanía que salió a votar en un clima de tranquilidad y que, contrario a otras ocasiones, no derivó en ningún conflicto postelectoral.
“Me dio mucho gusto lo de ayer, lo celebro, voy a hablar con los que triunfaron para decirles que van a continuar recibiendo todo nuestro apoyo, es nuestra obligación hacerlo”, señaló.
Resultados
La víspera, Delfina Gómez, candidata de la alianza del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Partido del Trabajo (PT) y Partido Verde Ecologista de México (PVEM), ganó la gubernatura del Estado de México, el distrito electoral más estratégico del país, ya que es el más grande y el que cuenta con un mayor número de electores.
El triunfo, además, tiene un fuerte peso simbólico, ya que el Estado de México siempre había sido gobernado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Hasta hoy, parecía invencible.