Revelaciones
Margarito Escudero Luis
La oposición no ha encontrado la forma de brindar credibilidad al electorado, pues con las prácticas de siempre pretenden vender una figura democrática que ni ellos mismos se creen.
Su fracasado mini INE terminó en un ridículo nacional en un escaparate donde volvieron a ser los de siempre, fingiendo, aparentando democracia sin esconder el juego sucio.
Patéticos en su afán por permanecer vigentes, se diluyen en sus propias mentiras y sus adquisiciones recientes se descubren como no gratas en el mundo de la aristocracia.
Ese es el caso de Lily Téllez que llegó al senado por Morena y ya encaramada en la curul, decidió pasarse al partido azul, traicionando la confianza que se le brindó en el partido triunfador.
En medio de su soberbia, encontró una manera autoritaria y discriminatoria de hacerse notar, actuación que fue aprovechada por los dirigentes y la dejaron crecer.
Y se la creyó tanto que hasta supuso que podía ser la candidata del PAN a la presidencia de la República; pero se llevó un tremendo chasco. Nunca la dejarían entrar a la cúpula, su origen chairo se lo impide y sus aspiraciones principescas en ese partido ya se desmoronaron.
Haciendo el berrinche de su vida, la Téllez descubre que no la quieren y se va con la firme idea de que ella es la salvadora de México.
El caso de Xóchitl Gálvez es diferente. Ella siempre ha militado en el PAN, aunque parezca chaira, pero igual y tal vez por esa apariencia, la sacaron de la jugada y ya decidió competir por un partido que está a punto de perder su registro.
Terrible decepción debe ser para ella saber que no la quieren en el instituto de su corazón.
La verdad es que con la simulación democrática que se les vino abajo, tenían un tamal bien elaborado para favorecer a alguien de alcurnia, alguien que en su vida ha hecho una campaña política pero que se siente con los tamaños para competir por la grande.
Terrible la oposición que se opone a sus militantes más mediáticos, los que acaparan los reflectores con sus folclóricas apariciones y les regalan presencia ante el electorado; de verdad creen que la gente se fijará en un estirado y falso redentor.
En el pecado llevan la penitencia, destruidos entre sí y vencidos por una abrumadora mayoría en el 18, no encuentran la forma de volver a ser lo que eran antes del fracaso que los devora y en sus desatinos se alejan cada vez más de la gente.