Revelaciones

Margarito Escudero Luis

No reconocer los errores es uno de los peores errores que cometemos los humanos con mucha frecuencia.
Y lo peor es que menos los aceptamos cuando alguien llega a mostrarlo para poder tomar alguna decisión.
Suponer la infalibilidad propia es garrafal y cerrar los oídos para dar posibilidad de resolver o paliar el tropezón dado, no es una muestra se sabiduría o humildad, sino soberbia pura.
Sucede en todos los niveles, en todos los estratos sociales, les pasa a todas las personas sin importar su rango de estudios o del puesto que ocupe.
Pero se ve más entre los políticos. Los mexicanos lo estamos viendo ahora mismo, como se derrumba lo que fuera el partido hegemónico por más de 80 años y sus militantes se niegan a aceptar que fueron sus errores los que lo llevaron a la debacle.
Mira, si tienes una taza llena de café en tus manos, y ésta por algún motivo se te cae, se hace pedazos en el suelo y tu café se pierde, entonces gritas “¡Mi cafééé!”, pero ignoras a la taza en añicos.
Igual Alejandro Moreno, Manlio Favio Beltrones, Francisco Labastida y otros cómplices del PRI, que ven como el partido se pierde pero no alcanzan a ver al país hecho pedazos, la Patria que contenía a ese instituto político y le daba valor y sentido.

Los tres partidos que nacieron para oponerse unos a otros, cometieron el error de unirse para atacar a otro que venía con mucha fuerza popular

Una etapa de México terminó con la anuencia del pueblo, pero la actitud de quien quiere administrar los escombros del tricolor, solamente prolongará su agonía, en un intento por exprimir lo que se pueda de ese casi cadáver.
Los hechos que pasan ante nuestros ojos deben servirnos de lección, tomarlo como un espejo para poder tener una experiencia que no es en cabeza propia, pero que pudiera repetirse sin necesidad de que pasen 80 años.
Porque la misma historia está contando el Partido de la Revolución Democrática (PRD), los errores de una dirigencia que se eternizó en el cargo con el único fin de hacer negocios, alejó al partido del objetivo que le dio origen y se perdió por un camino que lo llevaría a ninguna parte.
¿Qué hacer para que esta historia no se repita? La respuesta se puede encontrar en las acciones de los dirigentes, en las decisiones que tomaron, en las ambiciones que los motivaron, en las respuestas que dieron a los cuestionamientos de su gente, en las complicidades que formaron y en los discursos que pronunciaron para ocultar el engaño.
Porque todo eso quedó registrado, es parte de nuestra historia, es la enseñanza que nos dejan dos monstruos derrumbándose.
Es innegable que el Partido Acción Nacional (PAN) va por el mismo camino, la necedad de su dirigencia deja ver las ambiciones que la mueven.
Los tres partidos que nacieron para oponerse unos a otros, cometieron el error de unirse para atacar a otro que venía con mucha fuerza popular; en su momento se le llamó “Alianza Anti Natura”, se unieron con un objetivo común, pero siendo una enorme contradicción, no tenía un futuro asegurado.
Los resultados están ya a la vista, con las lamentaciones de quienes no pudieron o no quisieron evitarlo; sufren ahora las consecuencias de mezclar ingredientes que se rechazan entre sí.

Por STAFF

Un comentario en «Los errores de enfrente»
  1. Alejandro Moreno es la caricatura perfecta del político mexicano; soberbio, incompetente y ladrón contumaz que ejerce una verborrea fluida, prolífica. Le importa conservar e incrementar la brutal riqueza mal habida sobre cualquier medio, a cualquier precio incluso si debe emular a Cronos y devorar a sus propios hijos. La patria no le importa y mucho menos los mexicanos jodidos y apestosos que no tienen un Ferrari o una residencia multimillonaria; Alejandro Moreno, “Alito” es un émulo de Vitrina Tormes, un político advenedizo, ambicioso y traidor en la obra de Dante Ponzanelli “El Mecenas”; o el cacique de rancho gandalla de San Garabato, de Don Perpetuo del Rosal, del maese Rius; o de Próspero Hurtado del Erario, el tecnócrata perfecto, de Hernández… Gabriel Vargas se habría muerto de risa al dibujarlo y describir sus trapacerías en La Familia Burrón. Así de caricaturesca, ridículamente verdadera, es la política mexicana; pastelazos, cámara rápida y en blanco y negro… doce años más para que el hamponcete tricolor haga y deshaga a su antojo. Salute, maese…

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