Revelaciones
Margarito Escudero Luis
Decía Don Jesús Reyes Heroles, en los tiempos de gloria del PRI, que la política es el arte de tragar sapos sin hacer gestos; pero los paisanos de aquel destacado priista acomodaron la frase muy al estilo jarocho: “La política es el arte de comer mierda sin hacer gestos y pedir más, pero sin cebolla porque luego apesta la boca”.
Apechugar, aguantar la vara, hacerse bolita, es lo que hacen aquellos ambiciosos que no encuentran el momento oportuno para retirarse de una actividad donde ya no caben.
Cuando Patricio Chirinos Calero fue gobernador de Veracruz, el poder detrás del trono estaba en manos de Miguel Ángel Yunes Linares como secretario de Gobierno y, casi al final de aquel sexenio, el hoy senador suplente de su hijo, tomó por asalto al Partido Revolucionario Institucional del estado, para preparar su candidatura al gobierno.
Pero todo le salió mal, muchos de sus correligionarios le jugaron en contra, era la época cuando el PRD tomó una fuerza avasalladora y ganó muchos distritos y alcaldías Veracruzanas.
Comenzó el declive de la era priista de Yunes Linares, se peleó con todos sus amigos del partido, aquellos que hicieron equipo desde sus tiempos escolares y que se encaramaron a la política con la ayuda de quien fuera gobernador, Rafael Hernández Ochoa.
La ambición no tiene límites, lleva al personaje ambicioso a pasar por encima de lo que sea con tal de lograr el fin ambicionado; de lado quedaría la moral, la ética, la prudencia, los valores, la amistad, el respeto a los demás y hasta la misma dignidad personal en esa ruta que pretende ser una vía rápida para alcanzar el objetivo.
Así Yunes, luego de destruir al PRI en Veracruz brincó al PAN y en su maquiavélica habilidad, socavó la entrañas del blanquiazul, acomodándolo a sus fines; así pudo encumbrar a sus hijos en cargos de elección desde las siglas azules, pasándose por alto los valores y principios que dieron origen al panismo en México, los panistas felices porque al fin ganarían alguna elección con las mañas y truculencias que Yunes traía de su pasado priista.
Desde la trinchera azul, la familia Yunes no dudó en insultar, despotricar, ofender, injuriar, mentir, difamar, embarrar con toda su mala leche a sus enemigos políticos; especialmente a aquellos que le representaban un verdadero peligro para su proyecto monárquico.
Así, Andrés Manuel López Obrador se convirtió en el blanco de sus ataques durante la campaña del tabasqueño rumbo a la presidencia de la República; pero antes hizo lo mismo con Cuauhtémoc Cárdenas.
La saña de Yunes quedó de manifiesto cuando se enfrentó a su pariente Héctor Yunes Landa, en una contienda electoral donde ambos se dieron hasta con la cubeta mostrando que están hechos de los mismos genes.
La veta panista se terminó para los Yunes. Ya nada pueden exprimir de ese partido, ya no les sirve a sus intereses, así que les llegó el momento de migrar hacia otros horizontes más seguros; solo tendrían que aplicar la máxima de Reyes Heroles modificada al estilo jarocho para arrimarse a la zona donde hay futuro.
Queda claro que la operación para lograr el voto que faltaba, estuvo a cargo de quien fuera una corcholata paisana del presidente, cumplió con su misión y tal vez tenga que pagar co secuencias con la base morenista, el pueblo sabio.
Sin duda, los Yunes no son bienvenidos en Morena, los morenistas de a pie tienen un mal sabor de boca porque ellos no saben tragar sapos y más tarde que temprano le aplicarán al advenedizo salvador la misma que aplicó cuando ya no les sirvieron los partidos políticos que dejó atrás.
Acá en Veracruz, no se olvida la terrible guerra sucia que emprendieron en contra de la hoy gobernadora electa, la bajeza con que se comportaron sin respetar al pueblo que los observaba con indignación.
Acá en Veracruz los morenistas se reservan el derecho de admisión de un personaje que no respeta ni su propia dignidad y llega al lugar donde unos meses antes despreciaba, insultaba y ofendía a la mujer que ganó limpiamente las elecciones.
Dicen que así es la política y por eso los morenistas de Veracruz tendrán que soportarlo. Quién sabe, la memoria jarocha es muy cabrona.