Revelaciones
Margarito Escudero Luis
Muy temprano, en la mañana del 19 de septiembre de 1985, un fuerte terremoto azotó al país dejando un desastre en la Ciudad de México, entonces Distrito Federal.
Gobernaba el ala derecha del PRI en la persona de Miguel de la Madrid Hurtado, encargado de sentar las bases del neoliberalismo en México.
El terremoto sacó a flote muchas cosas producto de la corrupción y la explotación criminal de trabajadores.
En los momentos más cruciales, luego de los daños provocados por el fenómeno, el gobierno no actuó, no supo actuar o no quiso hacerlo, mientras el presidente estuviera a salvo en Los Pinos.
Afuera, la solidaridad del pueblo era manifiesta, sin protocolos burocráticos oficiales, la gente se organizaba para ayudar, salvar heridos, rescatar personas atrapadas entre los escombros.
Se debe reconocer que en ese tiempo no existía una instancia oficial dedicada a atender casos de desastres naturales; sin embargo, la lección que el pueblo solidario dió a los arrogantes políticos derechistas, los obligó a actuar en consecuencia.
El gobierno no actuó, no supo actuar o no quiso hacerlo
Cuando el gobierno se dió cuenta que estaba rebasado por la organización popular, entonces actuó, pero no por solidaridad, sino por interés político
Años después, ya en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, nació lo que hoy conocemos en México como Protección Civil, organismo que debe actualizarse constantemente y obliga a los gobernantes a actuar de inmediato en casos de desastres, natural o no.
Cuento lo anterior porque la derecha volvió a mostrarse con toda su arrogancia y falta de interés por el pueblo, luego de que una provincia de España fuera brutalmente golpeada por un fenómeno natural.
Antes de que el fenómeno azotara, eliminaron la única instancia que podía dar una respuesta rápida, pero además el gobierno no actuó, no pudo hacerlo o no quiso y pareciera que no quiere, porque a muchos dias de la tragedia, la ayuda es del pueblo solidario y voluntario que, desde el primer momento, se organizó para prestar ayuda.
Hoy el pueblo español está indignado, enojado, molesto con su gobierno y con una monarquía que no les sirve para nada.
Una frase que recorre como fantasma el territorio español cimbra a las oligarquías: “Solo el pueblo salva al pueblo”.