La Neta

Juan Carlos Morales

Bien dice la voz popular que cuando el gato no está, los ratones hacen fiesta.
Y queda bien marcada la hipocresía con que se manejan muchos personajes de la vida política de este país cuando sienten que ya no tienen el compromiso con quien los impulsó y creyó que ellos continuarían con el proyecto en el que confiaron millones de mexicanos.
Pero no. La condición humana y en especial, la condición del político que sólo busca ascender en ese escenario, está en función de lo que considere más conveniente para su carrera, aunque ello vaya en detrimento de la confianza ciudadana, de los intereses de la sociedad, de la prevalencia y permanencia del proyecto que lo lanzó a la cima.
Una vez encaramados el pinche poder, perdieron de vista el objetivo del movimiento popular que llevó a cambiar las reglas del juego político, donde la opinión de la gente debería tener más eco y más oídos dispuestos y obligados a escuchar y actuar en consecuencia.
Eso llevó a partir en pedacitos aquel sólido movimiento que encabezó Andrés Manuel López Obrador, que derrotó al omnímodo partido que gobernó México por más de 80 años.
Pareciera que existe un grupito dentro de Morena con el suficiente poder para entorpecer las acciones que reclama la sociedad y que extraña el pasado corrupto de dónde viene.

Perdieron de vista el objetivo del movimiento popular que llevó a cambiar las reglas del juego político, donde la opinión de la gente debería tener más eco y más oídos dispuestos y obligados a escuchar

En esa división partidista y del movimiento que buscaba regenerar a la Nación, se van las esperanzas de un pueblo paciente que da muestras de su desacuerdo con las decisiones cupulares a través del arma única que le dan las leyes: el voto.
La falta de compromiso de algunos personajes ya consolidados en los cargos oficiales, está dando al traste con la movilización popular que los llevó a triunfos electorales apabullantes, que ahí se quedaron, que no se les dio continuidad y no se procuró la formación política y disciplinarias de cuadros y equipos para fortalecer esos triunfos, para no perder la confianza ciudadana.
Parece que los partidos adversarios ya notaron ese vacío que están dejando los representantes del “cambio generacional”, descendientes de destacados integrantes iniciadores del movimiento y se aprestan a llenarlo acercándose a la gente, sin llevar nada sólido, pero que son escuchados y aceptados como aquellos que saben estar de su lado y no aquellos que los abandonaron.
Las disputas por las futuras candidaturas, que llevan a los aspirantes a atacar a sus compañeros, no les dará resultados positivos, las piedras que van acomodando a quienes hoy intentan coadyuvar a la construcción del México transformado con base en la voluntad popular, les reventarán en el rostro cuando el reclamo sea más contundente. Ojalá no ahoguen a Morena en las mieles del poder que hoy disfrutan.

Por STAFF