Revelaciones

Margarito Escudero Luis

Antes de comenzar su ascenso al poder y convertirse en el todo poderoso canciller de Alemania, Adolfo Hitler aprovechó el momento depresivo que vivía la población germana luego de su derrota en la Primera Guerra Mundial.

Hitler ofreció a sus compatriotas volver a hacer grande a Alemania otra vez, apelando a la supremacía blanca, argumentando la superioridad de la raza aria a la que creía pertenecer.

Metió la idea entre los cerebros alemanes que todos aquellos que no fueran arios puros, eran inferiores a ellos, susceptibles de ser dominados, deportados, humillados, perseguidos o asesinados.

El sueño de Adolfo Hitler de dominar al mundo se puso en marcha el 1 de septiembre de 1939 con la invasión a Polonia; al interior del país, la persecución de las minorías étnicas, principalmente judíos, se convirtió en la masacre que estremeció al mundo, dando paso al momento más oscuro del siglo XX: la Segunda Guerra Mundial.

El sueño del Führer jamás fue olvidado ni por los judíos ni por aquellos de piel blanca que aún se consideran superiores a los demás

El 30 de abril de 1945 terminó esa barbarie dando paso a otros conflictos generados con el fin de repartirse el mundo entre los vencedores; la llamada Guerra Fría entre los simpatizantes del libre mercado y quienes defendían una economía dirigida por el Estado. La Guerra Fría concluyó con la caída de la Unión Soviética y el mundo entero se sometió al dominio unipolar de los Estados Unidos, que se convirtió en el policía del mundo, el juzgador y verdugo del planeta; quien decía que gobierno sí y cuál no; el perpetrador de golpes de estado, patrocinador de las más sangrientas dictaduras que recorrieron la Tierra en la segunda mitad del siglo XX.

Estados Unidos aplicó la Ley del Garrote en todos los países que no se sometieron a su dominio, capaz de matar de hambre a naciones enteras por su imperial capricho; aplicó también las Leyes del Embudo y de Herodes en todos los países que sí se sometieron a su hegemonía.

El sueño del Führer jamás fue olvidado ni por los judíos ni por aquellos de piel blanca que aún se consideran superiores a los demás, las ideas escritas por Hitler en Mein Kampf (Mi Lucha), siguen siendo válidas para aquellos que dominan al mundo sin tomar en cuenta el resultado que obtuvo Alemania en su época nazi.

Pareciera que la barbarie desatada a partir de la Segunda Guerra Mundial no fuera lección suficiente para vivir en paz, respetar territorios y la vida de personas que no piensan igual; la locura de la superioridad racial vuelve, cuando en realidad solamente se aplica la Ley del Más Fuerte y bajo amenazas han sometido a muchos y aplican esfuerzos para mantenerlos en un nivel donde no puedan desarrollar sus potencialidades y menos defenderse.

Hoy la barbarie vuelve a ensombrecer al mundo, a sangrar los puntos clave donde hay recursos indispensables para mantener el American Way of Life; fuimos testigos de la limpieza étnica en Los Balcanes y hoy atestiguamos con horror como el sionismo pretende acabar con una nación entera; lo mismo que Hitler pretendió hacer con ellos, ahora lo aplican contra el pueblo palestino.

Es un afán por adueñarse del Medio Oriente por completo y quedarse con la riqueza petrolera de esas tierras, teniendo como socio principal a Israel, el estado que parieron los gringos para acomodar a los judíos que huían del holocausto nazi.

Hoy la barbarie vuelve a ensombrecer al mundo, a sangrar los puntos clave donde hay recursos indispensables para mantener el American Way of Life

Las intenciones gringas de considerarse el dueño del mundo no son nuevas, siempre ha sido así, protegen los intereses de la élite, de los grandes capitales acumulados gracias al saqueo de las naciones sometidas y, cuando un país pretende liberarse del yugo imperialista, se activan protocolos para desestabilizarlo y hacer creer a su población que se están liberando. Técnica que siempre les ha funcionado… hasta ahora.

Por STAFF

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