Margarito Escudero Luis
El tiempo pasa y los plazos se cumplen. Una vez más llega la disposición de celebrar la navidad y despedir el año, dar la bienvenida al 2020 poniendo todos los deseos sin mucho esfuerzo para que el siguiente periodo sea mejor que este desastroso 2019.
Seguir la rutina para olvidar un poco las penurias de los meses anteriores y desestimar el dolor de aquellas familias que pierden el ánimo de celebrar ante la ausencia de alguien querido.
La vida sigue, dicen. La navidad llega.
La cena se hará como siempre con la agravante que un ser querido ya no ocupará su lugar.
La vida sigue, sí. Ahora sin mamá, sin papá, sin el hermano o la hermana. Algunos se fueron porque así lo determinó su propia vida.
Es doloroso, pero se trata de un trámite que todos debemos cumplir.
Extrañaremos su presencia, sus palabras sus sonrisas, pero conscientes de haber cumplido un ciclo en la vida de todos.
En otros casos no será así. Serán las ausencias más dolorosas, las que más rabia provoquen, son ausencias forzadas, provocadas por una bala asesina, por la voluntad de otros que sin compasión alguna arrebatan, matan, roban, secuestran.
Las familias que padecen esa desgracia cenarán en medio de la tristeza, darán gracias a Dios por lo otorgado durante este año y prometen cumplir con la sagrada voluntad.
Pero nada hará que la celebración de un redentor provoque alegría. Celebramos, sí, porque debemos celebrar. Es algo que traemos en los genes, impuesto desde la conquista española, reforzado por la conquista del capitalismo, una rutina de la que uno no puede sustraerse.
Hoy se trata de recordar a los ausentes, de brindar por su descanso en paz, de bendecir la comida, de rezos.
No hay cabida para la protesta, para la indignación y el coraje. No permitamos la entrada de algún dejo de cólera por la partida prematura de nuestro ser querido, no pienses en los huérfanos ni en las viudas.
Sólo procuremos que esta noche de paz, sea realmente de paz, y desear que aquellos que han hecho de la violencia su modo de vivir, puedan entender lo que es la compasión y no salgan, que Dios les bendiga sus alimentos y bebidas y que el espíritu navideño les brinde un hermoso amanecer.