Revelaciones
Margarito Escudero Luis
¡Quédate en Casa!, una imperativa frase que lleva un mensaje de miedo esparcido por todos los rincones del país pero que no en todos los oídos entra ni en todos los cerebros funciona.
¡Quédate en Casa! A veces parece una súplica de las autoridades de ante el temor de que los contagiados rebasen las posibilidades de atención de un sistema de salud insuficiente en todos los sentidos.
Mientras voces contrarias llaman a no hacer caso, a suponer una conspiración mundial de los poderosos para mantener el control de la población.
En un mundo donde la propaganda prefirió contar mentiras, llenaron de falsedades a la gente como si esta jamás fuera a notarlo, hoy en una situación de verdadero riesgo, toda esa información, mezcolanza de verdades y mentiras lo único que pudiera provocar es confusión.
Y eso es una gran oportunidad para los enemigos de todo, aumentar la duda sobre un hecho que es difícil atestiguar, cuando se nos explica en medio de cifras y gráficas, invocando un modelo matemático en un país que ha satanizado a la ciencia y ponderado la ignorancia sistemática, ¿Cómo convencer?
Aquellos que han aceptado la cuarentena como el remedio más cercano a la salvación, saldrán sanos de la pandemia, pero se espera también que haya un cambio de mentalidad positiva, una especie de despertar espiritual, un acto profundo de conciencia para entender lo vulnerables que somos ante un invisible enemigo que pone de rodillas a los más arrogantes y poderosos.
El país más belicoso del mundo ha mostrado su lado más débil, en un sistema económico que prefiere el dinero y las ganancias a costa de todo, Estados Unidos vuelve a dar la lección; con todo su arsenal atómico, con toda su riqueza acumulada a lo largo de sus criminales acciones, con toda su impresionante tecnología, no tuvo la capacidad para atender a su propia gente y permitió que este enemigo que ni está vivo ni muerto, le matara más de 50 mil ciudadanos en un mes.
Igual los países donde la vida de los demás importa poco, sufrieron la devastación por una pandemia que está siendo manipulada mediáticamente, intentando crear un escenario que permita un posterior desquite cuando las fuerzas se recuperen.
Los conspiracionistas afirman que se trata de una guerra contra la Humanidad para reducir la población mundial, para luego instaurar un nuevo orden mundial, basado por supuesto, en el poder del dinero.
Sin embargo, lo que queda claro es que el sistema del capitalismo liberal, muestra en este momento que no tiene bases humanas, menos humanistas, que su único fin es la riqueza muera quien muera.
En ese tenor deberíamos entender que la salud de la población debe estar considerada como de importancia estratégica para la Seguridad Nacional.
Que la salud de la población debe ser considerada como parte de la riqueza de la Patria, como las aguas, las tierras y todo aquello que nos da certeza y seguridad como Nación.
Para cuidar la salud de los ciudadanos también es necesario permitir y fomentar la investigación científica, para no depender de las investigaciones extranjeras, pues esas procurarán el bienestar primero de su gente.
Se espera también que haya un cambio de mentalidad positiva, una especie de despertar espiritual, un acto profundo de conciencia para entender lo vulnerables que somos ante un invisible enemigo que pone de rodillas a los más arrogantes y poderosos.
Debemos cuestionar y replantear nuestro sistema educativo; aclarar qué tipo de profesionistas y profesionales necesita México, ya vimos que nos faltan médicos, especialistas, investigadores, inventores; en fin personas que ayuden en la educación y el cuidado de la salud.
Así, cuando un virus nuevo aparezca, por poderoso que sea, no nos agarre descuidados y contemos con personal de excelencia dispuestos a aportar para defendernos.
De esa forma podremos distinguir a los traidores, sembradores de mentiras y desconfianza con el fin de mantener las cosas como están porque es la manera como se benefician.