Revelaciones
Margarito Escudero Luis
La parte final de la campaña interna de los aspirantes a la candidatura presidencial de Morena, estuvo llena de tensión.
Los cierres estuvieron nutridos y sus protagonistas lanzaron sus reclamos ante lo que consideran una competencia desigual.
Solo Claudia Sheinbaum, que realizó su cierre en la capital veracruzana, hizo un llamado a sus seguidores a continuar con el proceso transformador del país y a cuidar los derechos de todos los mexicanos.
Cabe destacar que la ex jefa de gobierno de la Ciudad de México, también realizó un mitin el sábado en el Monumento a la Revolución.
Mientras que Adán Augusto López, realizó su mitin final en la Ciudad de México, lanzando un mensaje de unidad a su compañera y compañeros, llama a no fracturar al partido, pero aseguró que él sería el ganador.
El más nervioso de todos es Marcelo Ebrard, desde hace días muestra su inquietud cuando ve que las encuestas no le favorecen, pierde la calma y reclama porque siente que hay mucho apoyo oficial para Claudia Sheinbaum.
Sin embargo en su mitin de cierre, que también estuvo concurrido con aproximadamente 15 mil personas, aseguró que nadie de los que acudieron fueron acarreados, dijo que son ciudadanos libres, fueron por su voluntad y cuando una persona es libre, nadie le puede ganar, luego a manera de porra repitió “les vamos a ganar, les vamos a ganar…”
Gerardo Fernández Noroña también se quejó porque según él, modificaron las reglas del juego para perjudicarlo, que los encuestadores no pasarán a las casas donde haya alguna propaganda.
Lo cierto es que esa medida aplica para todos, los contendientes están obligados a convencer a sus seguidores para que retiren cualquier propaganda que tengan en sus domicilios.
Un ejercicio inédito en nuestro país, que una contienda interna de un partido político se haga con la participación ciudadana, como una forma de que cada aspirante demuestre su capacidad de movilización.
Y en este caso, no se trata de mover a la gente así como así, se requieren recursos, muchos recursos, operadores en todo el país que logren aglutinar personas, organizarlas y movilizarlas hacia los puntos clave; es decir, no es tan fácil para un partido cuidar el proceso interno sin que haya fricciones y peligro de que se salga de control.
Durante muchos años, fue el presidente en turno el que señalaba a su sucesor, en tiempos del partidazo, de la cargada, del tapado.
Un ejercicio inédito en nuestro país, que una contienda interna de un partido político se haga con la participación ciudadana
Hoy, se muestran todos los suspirantes en un juego donde, aparentemente, el presidente no tiene nada que ver, y todas las fuerzas internas están sueltas, unidas en un punto que son los acuerdos firmados por ellos mismos.
Historia nueva, en un partido que aún no termina de consolidarse, que no tiene comités municipales y se rige por una extraña estrategia que ni sus militantes terminan por comprender.
Nada asegura que al final, algún inconforme que se sienta el elegido y no sea vencedor, se retire a contener en contra y provoque fracturas.
Debería haber un líder mayor que los propios suspirantes que le de cohesión a este proceso.