El Café la Parroquia, toooodos sabemos que tiene más de 200 años de historia y bla bla bla… Si bien es cierto que es un punto de referencia del puerto jarocho con una clientela variopinta o cosmopolita (como vosotros deseáis llamarle a los comensales llegados de todos puntos del orbe).
Mostraron el rostro más visceral, infame e intolerante contra un grupo de clientes mexicanos
En las mesas del legendario establecimiento, han degustado lechero y canillas o bombas con nata y otras exquisiteces tanto invasores norteamericanos, franceses como honradísimos catalanes, portugueses, madrileños, franceses, germanos, chinos, japoneses, coreanos y una pléyade de migrantes (muchos de ellos indocumentados con una maletita o de plano “a raíz”) que llegaron en busca de una oportunidad de reiniciar sus vida, huyendo de tiranías y holocaustos; a ellos jamás, no se recuerda, que les hayan echado cacayacas POR SU ORIGEN EXTRANJERO y mucho menos los corrieron de las centenarias mesas del legendario café que ha sobrevivido invasiones francesas, norteamericanas y españolas, huracanes y pandemias, peste bubónica y repunte de fiebre amarilla hace justo cien años y el coronavirus en este 2020… pero se contagió con la terrible peste azul-amarilla-colorada.
Pero es evidente que Nahle “sabe medir el agua a los camotes”; sabía perfectamente que eso sucedería, que la fachiza fanática e incorregible la confrontaría en público; y cayeron redonditos. Mostraron el rostro más visceral, infame e intolerante contra un grupo de clientes mexicanos…. de pena ajena.