RT .- “¡Mentiroso!”, “¡Vende humo!”, “¡Ladrón!”, fueron algunos de los gritos del repudio contra un presidente, al que cada vez le está costando más convencer a la ciudadanía de que sigan aguantando “el sacrificio” porque habrá “luz al final del túnel”.
Argentina enfrentó el pasado martes una jornada cargada de tensión, luego de la cadena nacional en la que el presidente Javier Milei informó sobre sus supuestos logros económicos, y que fue respondida con ‘cacerolazos’ en señal de protesta.
El mandatario intentó paliar con su mensaje la crispación social provocada por la incesante crisis económica que ha incrementado de manera acelerada la pobreza, que hoy ya ronda el 50 % y que va en aumento.
Políticos opositores y periodistas aclararon de inmediato que el equilibrio fiscal es ficticio, ya que se basa en el recorte de gasto público, en especial la caída del 35 % en las jubilaciones
También trató de contrarrestar la presión de la marcha federal universitaria que se realizará durante la jornada en todo el país y que, por su transversalidad, se ha convertido en uno de los problemas políticos más graves para Milei, quien todavía goza de índices de popularidad cercanos al 45 %.
En el afán de defender su programa económico, el presidente anunció que durante el primer timestre de 2024 Argentina alcanzó por primera vez en 16 años el superávit fiscal, es decir, que el Gobierno recaudó más de lo que gastó.
Sin embargo, políticos opositores y periodistas aclararon de inmediato que el equilibrio fiscal es ficticio, ya que se basa en el recorte de gasto público, en especial la caída del 35 % en las jubilaciones, uno de los segmentos más sensibles para la población, junto con la paralización casi total de la obra pública y su consiguiente impacto negativo en la industria de la construcción.
Parte del supuesto ahorro se explica porque el Gobierno postergó el pago de la multimillonaria deuda que sostiene con empresas energéticas, además del congelamiento de los salarios y el despido masivo de trabajadores estatales.
Inflación
En contraste, en estos meses el Gobierno autorizó incrementos de hasta un 500 % en las tarifas de servicios de electricidad, agua y gas, lo que ha derivado en protestas de usuarios a los que les resulta imposible pagarlas.
Por eso, en las redes sociales abundaron los mensajes que compararon el superávit de Milei con una persona que no cubrió las facturas de luz y otros servicios, ni las deudas de su tarjeta, y cree que así “ahorró” y mejoró su economía, aunque en realidad es una bomba de tiempo que le explotará en cualquier momento.
Milei presentó como otro “logro” la desaceleración en la inflación, ya que el índice de precios al consumidor pasó del 25 % en diciembre, al 20 % en enero, el 13 % en febrero y el 11 % en marzo.
El dato es cuestionable: la inflación era del 12 % en noviembre y se disparó al 25 % en diciembre. Es decir, los datos actuales revelan una desaceleración, pero con respecto al alza que el propio Milei provocó durante sus primeros días de Gobierno y del que no asumió responsabilidad alguna en su discurso, ya que achaca todo a los gobiernos pasados.
Además, la tasa de inflación de Argentina sigue siendo una de las más altas del mundo y afecta la economía cotidiana de los ciudadanos que, cada vez que van a un supermercado o a la verdulería, encuentran los productos más caros.
Protestas
La difícil situación económica explica, en parte, los ‘cacerolazos’ que estallaron desde balcones y ventanas en la ciudad de Buenos Aires en cuanto terminó la cadena nacional de Milei.
“¡Mentiroso!”, “¡Vende humo!”, “¡Ladrón!”, fueron algunos de los gritos del repudio contra un presidente, al que cada vez le está costando más convencer a la ciudadanía de que sigan aguantando “el sacrificio” porque habrá “luz al final del túnel”.
La protesta con ollas y sartenes también sirvió como un anticipo de lo que ocurrirá este martes con la marcha en defensa de la universidad pública y gratuita, y que se prevé que tendrá una masividad que reflejará el creciente descontento contra el Gobierno.
Estudiantes, docentes y rectores de las 55 universidades públicas del país encabezarán una movilización para defender la educación pública y gratuita, así como denunciar el duro recorte del financiamiento que hace peligrar la continuidad de los estudios de decenas de miles de estudiantes.
A la marcha se sumarán organizaciones sindicales y sociales, de derechos humanos, políticos de distintos partidos, periodistas, escritores, artistas y colectivos, que por primera vez unirán fuerzas para tratar de frenar el ajuste de Milei.