Revelaciones

Margarito Escudero Luis

Quiérase o no, la sociedad mexicana está en un proceso de transición, la rueda de los cambios se echó a andar y ya no es posible detenerla, pese a las intenciones de algunos grupos y personas, por devolverla al sitio donde se encontraba.
Sabemos que los cambios son, en muchos casos, dolorosos y difíciles; sobre todo cuando llegan sin aviso o toman por sorpresa o, a pesar de saber que todo cambiará, se opone resistencia y negación.
Para que ese proceso continúe es necesario destapar cloacas, ventilar temas convertidos en tabú, sacar cadáveres de los clósets, barrer la casa.

Afamados comunicadores que durante mucho tiempo se hicieron de la bandera de la verdad y la libertad de expresión, se han exhibido como manipuladores de la información

La resistencia al cambio es tan fuerte como los intereses sean, como las conveniencias lo ameriten; entonces se buscan argumentos para justificar la permanencia y para encontrarle todo lo negativo al proceso de transición.
Y ante la imposibilidad de detenerlo, la desesperación llega y la decadencia se muestra en todo su esplendor, las argumentaciones falsas, las mentiras, calumnias y falsos testimonios son la única manera que encuentran para enfrentar al rival que les vencerá sin remedio.
Todo el rollo anterior viene al caso por el tema mediático, donde los afamados comunicadores que durante mucho tiempo se hicieron de la bandera de la verdad y la libertad de expresión, se han exhibido como manipuladores de la información, según sea el interés del dueño del medio para el cual trabajan.
Han llegado a negar lo evidente, a pasar por encima de la realidad en un inútil intento por evitar que su público se enterara de la verdad.
Hoy el desprestigio los ha alcanzado, su negativa de ver los cambios que cimbran al periodismo y seguir haciendo siempre lo mismo, los puso de frente a un público engañado que le ha quitado credibilidad y aun así, continúan en su necedad de seguir igual.
Sin duda, los medios de comunicación masiva son todavía un gran negocio, pues no se entiende que no se hagan cambios sustanciales en sus programaciones para estar acorde con los tiempos de transformación; sin duda esperan su milagro.

Por STAFF