Revelaciones

Margarito Escudero Luis

En una noche de poesía, estuvimos en la presentación del último libro de Samuel Pérez García; eso de “último” no quiere decir que Samuel no presentará otro libro en el futuro, sino que, hasta el momento, es el enésimo, como él mismo lo explica.
‘La tarde en que los años eran una fiesta’ se titula el poemario donde el poeta cae en el terreno de la nostalgia, las añoranzas por los tiempos de juventud y los lugares icónicos de una ciudad que ya no es, se presentan en los versos con la libertad que da el pensamiento para viajar al pasado.
En su poesía, Samuel muestra su fervor por las mujeres, por la bohemia de los bares que en los años 70´s se encontraban en la orilla de la playa.
No niega su militancia en el ala izquierda del espectro político como explica cuando creció con el metro, leyendo a Marx para entender su lugar en esta vida.
Vida a la le que le encuentra un final, próximo, inmediato o no porque “no tenemos la vida comprada”.
¿Por qué eres poeta? Le pregunté antes de comenzar la velada; “porque me gustaron las mujeres. Si no hay mujer no hay poesía”, respondió.
Arriba, en el escenario, la tarima resonó al ritmo del zapateado, cuando integrantes del ballet Tizoc ofrecieron una probadita de la tradición jarocha.

El poeta cae en el terreno de la nostalgia, las añoranzas por los tiempos de juventud y los lugares icónicos de una ciudad que ya no es

Luego, Luis M. Dzib Cambranis (Radamante) y Adrián A. Rodríguez Tonche, se encargaron de dar la semblanza de la obra de Samuel Pérez García ante el público que llenó el salón de la casa de Cultura de Coatzacoalcos.
Un brindis por los tiempos idos, por los amigos que estuvieron presentes, mencionados en la voz del poeta; un tributo a los compañeros de juerga, de diversión en los años de rebeldía que hoy son recuerdos de un Puerto México que se quedó en la memoria, en los detalles que recopila el escritor, plasmados en un libro, dejando constancia de su paso por las calles de esta ciudad, cuando la arena volaba espolvoreando a los transeúntes.
Entre tantos versos Samuel se coloca en los tiempos digitales, porque “Un día, mis amigos abrirán el Facebook y verán mi foto con una fecha y una leyenda que dirá: Arrabalero diurno| en las tardes porteñas,| a la orilla del mar plomizo | escardándole a las noches | sus rebosantes pechos…”

Por STAFF

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