Parábola X
Más de 30 mil personas abarrotaron el Beto Ávila, soportando el calorón
Plinio Soto Muerza
La cita era a las cuatro y media de la tarde, así se difundió la invitación por todo el estado. El estadio Beto Ávila había sido elegido para la visita de la Presidenta de la República, en su recorrido nacional para dar a conocer rasgos importantes de su primer informe de gobierno. Desde el principio se esperaba una gran asamblea informativa.
A las tres de la tarde, todo el espacio de gradas había sido tomado por grandes contingentes de diversos municipios, algunos habían salido muy temprano de sus lugares de origen para emprender su travesía, la meta: escuchar a la presidenta Claudia.
A las tres de la tarde, todo el espacio de gradas había sido tomado por grandes contingentes de diversos municipios
Para las cuatro de la tarde seguían llegando numerosos contingentes, pero las puerta 7 del estadio había sido ya cerrada, solo la puerta 4 estaba abierta, para aquellos que quisieran ingresar a la zona de campo, y ahí esperar. El espíritu estoico asomó entre los asistentes, leales seguidores del movimiento, tomaron la decisión de esperar bajo un cielo raso, sin rastro de nube alguna, y con un aguerrido sol que provocaba una temperatura de 35 bajo sombra, pero cercano a 40 grados en la amplia zona donde se juega béisbol en Boca del Rio. A las cuatro y media, la avalancha de simpatizantes del movimiento de la 4T en Veracruz hacían insuficiente el espacio elegido. Miles estaban afuera del estadio, ya sin posibilidades de poder ingresar. 4:30, el lugar ya era un gran hormiguero; nadie cabía ya , ni en gradas ni en el campo. Mientras adentro el lleno era total, afuera seguían arribando contingentes, Medellín, presente, Tierra Blanca, Córdoba, Alvarado, incluso algunos rezagados de municipios lejanos, Coatzacoalcos, Acayuca, Minatitlán.
Presentes los maestros del SNTE, siempre señalados por su charrismo sindical; los trabajadores de Tamsa, comerciantes del puerto, y los infaltables del PT con sus grandes banderas rojas y amarillas.
Afuera del Beto Ávila, la venta de raspados, para calmar un poco la sed, y para quienes llevaban sus estomagos vacíos, hotdog y hamburguesas, estás últimas, dos por cien varitos. No faltan claro, los volovanes, y los chicharrones, con salsa Valentina. Sin poder ingresar al estadio, algunos contingentes van decidiendo que hacer: playa, malecón o de plano a comer en algún restaurante.
Frente a la zona de taquilla del estadio, sobre la calle Paseos de Jacarandas, del fraccionamiento Virginia, los grupos de simpatizantes van y vienen, se ponen de acuerdo, entrar es importante, pero es imposible ya para las 4:30. “Venimos , ya cumplimos, ahora vamos a turistear”, dice una señora de los Tuxtlas. Un pequeño grupo del lejano Pánuco llega apenas al cuarto para las cuatro, están sorprendidos por no poder entrar, deciden quedarse a escuchar afuera del estadio el mensaje, “sabemos que vamos a hacer, quedarnos acá”, confiesa un compañero con claro asentó norteño, claro, del norte de Veracruz.
El espíritu estoico asomó entre los asistentes, leales seguidores del movimiento, tomaron la decisión de esperar bajo un cielo raso, sin rastro de nube alguna, y con un aguerrido sol que provocaba una temperatura de 35 bajo sombra
La batucada no cesa y da ánimo a los recién llegados, otros empiezan a salir porque el calor los vence. Buscan raspados desesperadamente. Una señora prepara un suero, “para que no se me desmaye el chamaco”, explica pacientemente.
Un grupo de Xalapa, descubre unos Tepaches, se lanzan sobre ellos al unísono: “Aún no empieza, pero ya no aguantamos el calor, un tepachito no hace daño”. Pagan y se retiran charlando; “si no entramos pues nos vamos al malecón”, otro responde, “que nos avisen donde vemos a los demás, y les caemos al rato”.
Un agua de jamaica, de 20 y 30 pesos, llama la atención a compañeros campesinos piñeros de la región de Isla: “venimos a escuchar a la presidenta, Claudia, y nos mantenemos firmes. Este calor no es nada”. Con calma piden sus aguas, “tenemos tanto que agradecerle a la presidenta, que un poco de calor no es nada”.
Sobre la calle España, frente al boliche Tiburón, se resguardan del sol grupos de municipios vecinos que sin poder acceder, han decidido quedarse sentados para esperar; qué esperan les pregunto, y me contesta un compañero: “pues a Claudia, hay que escuchar que dice nuestra Presidenta”.
En punto de las cinco de la tarde, el sonido anuncia la presencia de la presidenta. El acto inicia, afuera los asistentes siguen resistiendo el sol y el calor. Vale la pena estar acá, dice una señora de la colonia del puerto. Entre el ir y venir de militantes de la 4T, el acto ya es en sí un éxito.
El acto de rendir informe al pueblo inicia, y el pueblo de Veracruz atiende el llamado. Pese a los errores y desaciertos que el proceso político social de la transformación pueda tener por malos e ineficaces personajes, lo cierto es que en Veracruz la transformación tiene para mucho rato.
En el estadio, un grito unánime se escucha para lejos: ¡¡¡Presidenta, Presidenta!!!!