Por Plinio Soto Muerza
A medio camino de la transición, los ataques y las críticas contra el futuro gobierno encabezado por AMLO han encontrado, en algunos errores tácticos de sus correligionarios, humus propicio para sembrar algunas dudas sobre las intenciones de las pretensiones del cambio y transformación que enarboló Morena y sus candidatos.
En los espacios de grupos contrarios al proyecto de AMLO, la línea es mantener vigente algunos temas que les han servido como cargas de artillería para debilitar la base social de morena. El nombramiento de Manuel Bartlett como Director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), el anuncio de que el ejército y la marina se quedan aún en las calles durante un tiempo indeterminado, el tema del nuevo Aeropuerto Internacional en los linderos de Atenco y Texcoco, la construcción en zonas protegidas del Tren Maya, la licencia del Senador-Gobernador Velasco Coello, y el más reciente choque entre la presidenta de Morena Yeidckol Polevnsky y el gobernador electo de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, son algunos temas que sirven y dan sentido a las consignas que llenan las páginas de los diarios y portales digitales identificados con los sectores más conservadores de la política en México.
La estrategia antiAMLO también encierra poderosas campañas en redes sociales, que van de simples memes a ingeniosas producciones de videos cortos contra todo lo que diga, haga o escriban los seguidores de Morena, y por supuesto el propio Andrés Manuel.
Y todo apenas es el inicio.
A pocas semanas de su toma de posesión como Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, después de largos y duros años de lucha, que incluyen una copiosa lista de anécdotas de miles de kilómetros recorridos a lo largo y ancho del país, las voces antagónicas contra AMLO y sus seguidores afilan sus armas: nos acercamos a la hora cero de lo que se ha llamado el comienzo de la Cuarta Transformación, que implica una serie de cambios profundos de las condiciones socioeconómicas y políticas del país. En ese andar las posiciones políticas se dibujan y toman su lugar.
Está claro que el proceso que vivimos enfrentara resistencias y oposiciones. Nadie nunca ha dicho que los cambios serán de manera sencilla y de manera automática. Se espera una verdadera batalla por las ideas, entre aquellos que esperan que cambie todo para que nada cambie, y aquellos que apuestan a una verdadera transformación en las formas de hacer y entender la política.
En ese sentido, desde morena y sus seguidores deberá de prevalecer el espíritu crítico que impida que desde adentro se fabriquen las pulsiones autoritarias que cancelen las reflexiones y la conciencia democrática.
Mal se haría si desde adentro se prefiera el servilismo y la sumisión ante el nuevo poder. Lo que está en juego es la posibilidad real de transformación del poder, y que éste sea puesto al servicio de la gente.
Cierto es que deben enfrentarse las adversidades y los obstáculos con toda energía, y que deben vencerse las resistencias al cambio. Pero esto último no debe de significar caer en la autocomplacencia, y en la justificación a modo de los errores y los desatinos que el proceso mismo produzca.
Se esperan numerosas batallas por las ideas en un país que está herido y que no observa el fin del mar de sangre de sus jóvenes. Si la campaña contra AMLO ha venido creciendo en intensidad mucho antes del primero de diciembre, no se puede menos que esperar una escalada en ataques contra el nuevo gobierno, que se fortalecerán en la medida en que se cometan errores o desatinos que mermen la credibilidad de las promesas de campaña de la Coalición “Juntos Haremos Historia”. Ante tal posibilidad, el nuevo gobierno no tiene amplios márgenes de error. Cada desacierto será potencializado por sus detractores, y en esa vorágine tendrá que mantenerse el espíritu crítico para superar adversidades.
En la batalla por las ideas que vendrá en los próximos meses, veremos quienes estarán hasta el final por la transformación del país, y quienes serán los que bajen la mirada a los poderosos. En lo personal, creo que pese a todo, vale la pena ir hasta el final en la transformación de la Política.