*Margarito Escudero Luis*

En entregas anteriores comenté que la transformación del país iba a dolernos a todos, que dadas las circunstancias, no podía ser un cambio terso y en el apretón muchos saldríamos afectados.

Comentamos también, a manera de comparación, que los cambios realizados en nuestras vidas conllevan algo de dolor y no precisamente físico.

Eso fue lo que sucedió en todo el país. Durante varias décadas caímos en una especie de conformismo, el típico “mevalemadre” de dejar hacer a los demás a cambio de que no se metan conmigo.

Así se desdibujó la clase política y perdimos parte de la esencia de este país, incluso se perdió parte del orgullo nacional, ante la vergüenza que ha representado la corrupción de los más altos sectores de la nación.

Políticos que ofrecieron un cambio de fondo, prefirieron aliarse al enemigo nacional, el más claro ejemplo lo tenemos en Vicente Fox, quien provocó una de las más grandes desilusiones entre los mexicanos.

El hombre “bragao”, mal hablado y de a caballo que vendió durante su campaña, fue sólo una mentira.

Hoy, ante una actitud decidida del presidente López Obrador de realizar los cambios de fondo que requiere la nación, está enfrentando la resistencia de aquellos que se dedicaron a saquear al país y a los que se dedicaron a permitirlo con su complicidad directa, o con su desidia, o con su valemadrismo.

Y en esos conceptos podemos estar la mayoría de los ciudadanos, así pues, el proceso de saneamiento deberá pegarnos en alguna parte.

El tema del huachicol es sólo una mínima parte de la podredumbre que debemos extirpar, por lo que sería bueno hacer un examen de conciencia y descubrir hasta dónde cada ciudadano está inmiscuido en esos actos que, de poco en poco, llevaron a México a convertirse en un estado fallido, en un país corrupto con sus ciudadanos agachados, sumisos y sometidos.

Otra oportunidad

El nuevo gobierno está ofreciendo una nueva oportunidad para volver al camino de grandeza de nuestra Patria, exprimir toda la pus que nos daña, es deber de todos, erradicar el cáncer que nos avergüenza es la misión histórica de esta generación.

Como se ha podido comprobar, la tarea no es fácil, pero no imposible.

No podemos permitir que México se deshaga y se convierta en riqueza para otros.

Así que aún nos falta mucho por ver, el desabasto de combustible es solo una parte.

Por STAFF